Sin tiempo para morir es la quinta y última película de Daniel Craig como James Bond. El actor inglés llegó en 2006 con una presencia arrolladora protagonizando una nueva versión de Casino Royale, una gran película que entra tranquilamente en un top ten de toda la saga. Quantum of Solace fue el siguiente film, que se vio afectado por una huelga de guionistas -dijeron los que buscan razones para justificar cuando las cosas no salen como se espera-, corta y aburrida, ni siquiera la presencia de Mathieu Amalric como villano salvó la sin razón de ese guión. La tercera fue Skyfall y allí se empieza a sentir el peso de Craig, no solo como actor sino como responsable de acercar nada menos que a Sam Mendes como director. Las películas de Bond nunca habían apelado a un director con personalidad propia, incluso dice la historia que alguna vez Steven Spielberg quiso dirigir una película de la serie y no lo aceptaron -una negativa que llevó a que Spielberg fuera rescatado por su amigo George Lucas para filmar la primera de Indiana Jones-. Mendes le dio a Skyfall un toque especial, Javier Bardem aportó un villano que realmente metía miedo y Craig profundizó su interpretación de 007. Spectre, la cuarta interpretada por Craig, fue una caída impensada porque apelaba a la historia de los libros de Ian Fleming. Aparece de nuevo Ernst Stavro Blofeld(el clásico villano oponente de Bond) interpretado por Chistopher Waltz pero también se contaba algo de la historia previa y además sumaba Léa Seydoux la doctora Madeleine Swan el interés amoroso definitivo de Bond, que terminaba aquella película dejándolo todo por ella.
Sin tiempo para morir es la última de Craig y la más larga de todas las películas de 007. Cary Fukunaga se hace cargo de cerrar esta etapa, es el primer director norteamericano contratado por la productora, y lo hace rompiendo los cánones de la saga. Para empezar con las sorpresas: hay dos prólogos y ambos son electrizantes. Cuando llegan los títulos con la canción de Billie Eilliesh, el espectador ya está enganchado con la historia. Y sí, la película se toma su tiempo para cerrar los distintos arcos que se venían planteando a lo largo de estos 16 años.
El Bond de esta etapa de Daniel Craig logra un final grandioso y todos juegan a favor, desde Ralph Fiennes que es un M que se enfrenta a un mundo nuevo e impredecible, hasta Lashana Lynch que interpreta a la nueva 007, pasando por Ana de Armas, como una agente de la CIA que ya merece un spin off. Rami Malek es el villano de esta película y está bien, pero quizás sea un personaje algo descuidado por los guionistas pero pese a eso, la película es indudablemente un verdadero festival de James Bond.
No es un film perfecto y quizás la última hora se vuelve un poco previsible, pero sin dudas hay que decir que pone en orden las cosas y hace que la quinta y última película de esta etapa deje un recuerdo imborrable en los fans. Tiene acción, algo de humor (que no es un recurso que haya sido habitual en las películas de Craig) y entrega un final épico. Pero tranquilos que al final de los créditos los productores prometen que habrá un regreso del personaje.
La película fue una de las grandes producciones que se vio perjudicada por la pandemia pero hay que decir que valió la pena, porque no es un producción que se pueda disfrutar en una pantalla que no sea bien grande.
SIN TIEMPO PARA MORIR
No Time to Die. Reino Unido/Estados Unidos, 2021.
Dirección: Cary Joji Fukunaga. Intérpretes: Daniel Craig, Léa Seydoux, Rami Malek, Lashana Lynch, Ralph Fiennes, Ben Whishaw, Jeffrey Wright, Ana de Armas, Billy Magnussen, Christoph Waltz, Naomie Harris y Rory Kinnear. Guion: Neal Purvis, Robert Wade, Cary Joji Fukunaga y Phoebe Waller-Bridge. Fotografía: Linus Sandgren. Edición: Elliot Graham y Tom Cross. Música: Hans Zimmer. Distribuidora: UIP (Universal / Metro-Goldwyn-Mayer). Duración: 163 minutos.