Si hubo una película a la que la pandemia le hizo la vida imposible, sin dudas fue la nueva entrega de James Bond, Sin Tiempo Para Morir. El film protagonizado por Daniel Craig se tuvo que ir postergando hasta pasar el año de retraso. Pero ahora, por suerte, ya lo tenemos en nuestras salas, así que pasemos a ver si valió la pena tanta espera.
Tras un mal entendido entre James Bond y Madeleine, Bond debe volver a las andadas, cuando una persona desconocida mata a toda la organización Spectre de un solo golpe. Dicho villano, está ligado al pasado de Madeleine, así como también, tiene en su poder el arma más implacable jamás construida.
Mucho más de la trama no podemos contar porque ya sería entrar en el terreno de los spoilers. De hecho, aconsejamos tener fresca la anterior entrega, porque si no, hay muchos diálogos o eventos pasados, que no van a entender y que, a la larga, terminan siendo importantes para la motivación de casi todos los personajes de Sin Tiempo Para Morir.
Porque si algo tiene esta película, es que se centra bastante en sus personajes. Pocas veces vimos un James Bond tan humano, motivado por intereses personales, y no solo porque es un espía o para lograr encamarse con la mujer de turno. En este sentido, el guión se siente como el final de una época para el personaje, con todo lo que eso implica.
Pero esto no quiere decir que no tengamos secuencias de acción trepidantes, algo que fue sello de la casa en la época de Daniel Craig. Destacamos dos momentos por sobre los demás, uno el primero y el otro el clímax, donde veremos un plano secuencia que no tiene desperdicio, y que aconsejamos que estén atentos así lo pueden disfrutar desde que comienza hasta su final, con varios minutos de duración. Ojalá tengamos más de Cary Fukunaga como director en otras cintas de James Bond.
Y hablando de Daniel Craig, se nota que sabía que esta era su última película como el espía que nos amó, dando el todo por el todo, tanto en su rol como actor, como por su puesta en forma física pese a que ya no es un jovenzuelo. De hecho, diríamos que todos los actores salen bien parados en este apartado, salvo, salvo Rami Malek.
Si bien el tiempo que le dieron en pantalla a Rami Malek es bastante poco como para que pueda construir un villano convincente, otros actores con la misma cantidad de metraje lograron interpretar mejor a sus personajes. Aparte que Malek pareciera que siempre actúa de la misma forma; lo cual nos hace cada vez tenerle más dudas a su Oscar por hacer un cosplay de Freddie Mercury.
En conclusión, Sin Tiempo Para Morir es la despedida de Daniel Craig de la saga, y por suerte podemos decir que se va por la puerta grande. Pese a que las dos horas y cuarenta y tres se sienten, las actuaciones y la buena dirección de Fukunaga, hacen de este film uno de los mejores del actor que se va.