El estudio responsable de “Mi Villano Favorito” (Despicable Me) y la fiebre de los minions le sigue apostando a las historias animadas originales, esta vez, una comedia musical repleta de animalitos. “Sing ¡Ven y Canta!” (Sing, 2016) tiene un poco de “Zootopia” (2016), “American Idol” y “Los Productores” (The Producers), muchas canciones pop que aparecen en las listas de los más vendidos y personajes arquetípicos para que nadie quede afuera de esta historia.
Estamos en una ciudad plagada de animales antropomórficos y, a pesar de las deudas, Buster Moon (voz de Matthew McConaughey) no pierde las esperanzas y los sueños de convertirse en el mejor empresario teatral. Sus últimas obras fueron fracasos rotundos y la sala de la que es dueño se está cayendo a pedazos. La solución: organizar un concurso de canto que pueda atraer las miradas del público, ofreciendo un módico premio que, por error, termina convirtiéndose en una pequeña fortuna.
Al casting llegan todo tipo de personajes con ganas de abandonar su vida rutinaria y transformarse en estrellas: un ama de casa agobiada por los chicos y las tareas del hogar; un adolescente cuyo único futuro parece ser seguir los pasos delictivos de su papá; una elefantita de voz prodigiosa, pero demasiado tímida para hacerse notar, y una roquera con mucho talento para la composición, entre otros.
Los ensayos ponen las vidas de estos animalitos patas para arriba (¡je!), crean varios enredos y desastres pero, en definitiva, los ayuda a entender que tienen mucho para dar, además de lo que la gente suele pensar sobre ellos. Ese es, básicamente, el mensaje de la película, una historia bastante trillada que no aporta mucho desde lo narrativo y sólo sirve para vender más discos de Taylor Swift o Carly Rae Jepsen.
Los momentos más divertidos de la película vienen de la mano de sus estrambóticos personajes y sus numeritos musicales. Los más chicos, seguramente, lo pasan mejor ya que todo es brillo, colores y formas, aunque muy poco contenido. Tal vez sea mucho pedir para una película animada destinada al público más menudo, pero si algo demostró este género durante el 2016, es que se puede entretener, emocionar y, de paso, mandar algún que otro mensaje profundo y positivo.
“Sing ¡Ven y Canta!” cumple su objetivo, pero molesta que sea tan banal cuando tiene tanto para ofrecer. Visualmente es hermosa y dinámica, pero al igual que “La Vida Privada de tus Mascotas” (The Secret Life of Pets, 2016) se queda por el camino con una gran idea entre manos. Detrás de una buena historia, debe haber un buen guión y no conformar a los chicos (y a los más grandes) con gags simplones y canciones conocidas. Ni hablar que el chistecito de los Gipsy Kings ya lo explotó “Toy Story 3” (2010) con muchos mejores resultados.
Probablemente, “Sing” va a tener un montón de secuelas porque funciona en la taquilla, los chicos se divierten, los grandes sin pretensiones la disfrutan, pero estaría bueno que el género no se estanque en historias sencillas, cargadas de moralejas gastadas y animalitos parlanchines. Y en este caso, también cantarines.