Sing ¡Ven y canta!

Crítica de Rolando Gallego - EscribiendoCine

Desafinados

Hace años que la Industria cinematográfica piensa historias que atrapen a chicos, pero que sumen a los grandes para completar un circuito que año a año genera millones, no sólo en taquilla sino principalmente, en todos los negocios asociados a una película, léase muñecos, libros, revistas, juegos, juguetes, etc.

Sing: Ven y canta (Sing, 2016), de Garth Jennings, se inscribe en una línea de productos efectistas que no son pensados argumentalmente, al contrario, buscan llenar rápidamente las salas con cosas ya probadas por otros films asegurándose así el objetivo de despuntar en la cima de las películas más vistas y pasar rápidamente al olvido. El principal problema de Sing: Ven y canta no radica ya en lo endeble del guión, en los estereotipos que maneja, o en la excesiva duración, sino en su ideología anacrónica sobre el rol de la mujer en la sociedad y el lugar que al “diferente” se le impone.

La historia comienza cuando Buster, un empresario teatral con muchos fracasos encima, ve como el teatro que le legó su padre, está por ser entregado al fisco por falta de pagos. Si en ese momento el espectador recuerda la reciente reentré de Los Muppets (The Muppets, 2011), y su lucha por mantener en pie su sala, no es mera casualidad, al igual que si el film le trae a la mente historias musicales en las que un agente trata de salvar su propio pellejo a fuerza de mentiras y engaños. Entonces, con el auge de los concursos de talentos, Buster decide convocar a una audición para conformar un nuevo equipo de trabajo que lo saque del lugar en el que se encuentra y así salvarse.

El film se divide en dos etapas, una de búsqueda y otra de acción, y entre ambas, la falta de conexión principalmente es la que origina que en vez de fluir naturalmente todo suene impuesto y encajado a la fuerza. Si en el “casting” las risas se desprenden naturalmente de cada una de las interpretaciones de los personajes que aparecen en pantalla, luego estas se disuelven al avanzar la narración ya que ni las acciones desesperadas de Buster y sus nuevos compañeros (salidos del casting) de luchar por el teatro, ni la trama, a la que le faltan conflictos y tensión, pueden sostener se durante la proyección. Las canciones funcionan como bisagras, pero al notarse demasiado que fueron impuestas como motor del guión -y no al revés-, cada número musical resulta tedioso ante la falta de una cohesión interna que posibilite un disfrute del mismo.

En su versión original Sing: Ven y canta cuenta con las voces de actores como Matthew McConaughey, Reese Witherspoon, Seth MacFarlane y Scarlett Johansson, mientras que en la versión doblada, que llega en su mayoría a nuestras salas, hay intervenciones de Leonardo Sbaraglia y Eugenia Suárez hacen lo que pueden en medio de un cast latinoamericano en el que los términos confunden la propuesta de esta película animada, que, seguramente, aprovechando las vacaciones, llenará las salas, pero que rápidamente terminará como una de las muchas películas sin una sólida idea que la haga trascender y perdurar en el tiempo.