Solo para sus oídos.
Los relatos de personas comunes que sueñan con ser descubiertos y triunfar no empezaron con los Reality Show, pero sin duda en los últimos años, se han multiplicado los concursos donde el menos esperado se convertía en una fenómeno nacional o internacional. Esos Reality sin duda conmovieron al mundo y triunfaron en muchos países con los más variados formatos. Tampoco empieza con Sing la historia del empresario teatral al borde de la bancarrota que espera encontrar la forma de salvar su teatro. La película junta ambos. Al empresario enamorado de la música que organiza el concurso y a una fauna variopinta que aspira a ganarlo. Todos son personas que han sido olvidadas, han fracaso o creen que la vida les debe algo. Esa es la base y la estructura es tan previsible como aburrida. La búsqueda de un público infantil hace que el guión sea por momentos más tonto que delirante y eso tampoco le cae bien a la película. Un puñado de chistes sobre la variedad de personajes y sus excentricidades funciona en dos o tres momentos y la mayor parte del tiempo es la explotación hasta lo insoportable de los gags más obvios posibles. Muchas canciones buenas aparecen en la película pero eso mismo se podría decir de una buena selección de Spotify. Las canciones que pueden comprarse para una película no son motivo suficiente para verla. Claro que hay muchos guiños musicales para que cada espectador que los descubra se sienta orgulloso de su conocimiento musical. Si les gusta escuchar canciones famosas en nuevas versiones, esta película vale la pena ser escuchada, pero vista es otra cosa. No vale la pena más a allá de la música.