El demonio del celuloide
Este año las buenas cintas de terror no abundaron, cuando parecía que el formato falso documental iba a hacer una retirada honorable por el bien del buen cine estuvo más presente que nunca y además con menos creatividad de la que tenía. Sin embargo sobre el final del año la cosa está cambiando y Sinister contribuye a ese cambio.
Para empezar tengo que decir que la película tiene algunas fallas que pudieron haberse evitado pero lo que pierde en algunos momentos en trama lo gana en puesta en escena, Scott Derrickson, director de El Exorcismo de Emily Rose y El Día que la Tierra se Detuvo entrega con este el mejor film de su carrera hasta el momento y eso tiene que ver con la manera en que maneja los recursos técnicos con los que cuenta. La película tiene momentos de terror muy bien logrados. Derrickson maneja mejor el terror de choque, el sobresalto, que los momentos de tensión psicológica, debido a que estos últimos los dilata demasiado y uno como espectador se aleja de la película, sin embargo, la estructura es sólida y distinta y eso atrapa nuevamente. Sinister transcurre casi enteramente en la casa en cuestión y temporalmente en un lapso muy corto de tiempo, la única escapada hacia un "otro lugar" es mediante cintas de Super 8, el diseño de esas cintas es otro de los puntos fuertes de la película.
La cinta opta por no contar demasiados detalles de nada, todo va surgiendo y entendiéndose a través de ciertos planos en algunos casos y en otros directamente deja que el espectador imagine lo que falta, esa tensión resulta muy interesante porque permite adentrarse en esa historia y planear hipótesis sobre el pasado de la misma manera que el protagonista y eso ayuda muchísimo a sobrepasar los momentos en donde la trama se pone recurrente.
Sinister es una película que funciona, es disfrutable, tiene actuaciones sólidas, varios sustos y momentos cómicos bien logrados también, en fin, dado como viene el año es más que suficiente.