Sinister

Crítica de Pabela - La Cinerata

Sin ser una gran devota de los últimos 15 años del género, me doy cuenta sin mucho esfuerzo que Scott Derrickson, no es un director que cause siempre el mismo interés. Capaz de bodrios como El día que la tierra se detuvo y otros un poco mejor acogidos como El exorcismo de Emily Rose, con Sinister parece balancearse sin escrúpulos entre quienes la sufrieron- algo que de básico busca el fanático del género-y quienes la padecieron pero del aburrimiento. En resumidas cuentas podríamos decir que para aquellos asiduos al género del terror, este film es más de lo mismo; mientras que para aquellos que vemos estos films en ciertas circunstancias bien funciona como lo que es, una excusa para tener un par de sobresaltos gracias a los recursos más elementales como la música siniestra, las escenas "pop-up", la oscuridad, el clima y el elemento popular por excelencia, los niños malditos.
No vale de mucho comentar de qué va el argumento ya que parece un refrito libre de aquel gran ícono del cine de terror, The Shining (El resplandor) aunque se lo ha intentado adornar con un fondo policial un tanto traído de los pelos. Tenemos al escritor loco mudado a la casa de los asesinados, tenemos situaciones extrañas y paranormales, tenemos una esposa histérica, un par de hijos a los que parece haberles afectado todo y una intriga bastante pavota que no atrae en absoluto pero que, para qué mentirles, se condimentan con algunos sustos que bien me dejaron colgando del techo. Así y todo hay que advertir que la cosa es bastante predecible a medida que avanzan los hechos y que para ser de los mismos realizadores de las incontables Actividades Paranormales que salen con fritas estos últimos años, bien valga el ritmo que tiene, mucho más certero que aquella cámara filmando la aburrida cotidianidad de una familia.
Reflexiono luego de verla que el género parece estancado en las sangrientas lagunas de films extremos como Hostel o Martirs por un lado y en las más clásicas y refritadas tierras de los sobrenaturamente conocido por otro. Habrá que esperar a ver quién se le anima a la vuelta de tuerca aun cuando nuestros miedos sean un poco siempre los mismos.