Para los que vienen siguiendo la historia de Los Juegos del Hambre, seguramente recuerden que la segunda entrega (En Llamas) termina con una Katniss que sin saberlo forma parte de una rebelión encubierta que pretende derrocar al capitolio. Al finalizar la “competencia” ella tira una flecha al campo magnético que rodea la arena donde pelean a muerte y ésta se hace añicos. Finalmente Katniss es rescatada por los rebeldes y llevada al Distrito 13, que todos creían que había sido destruido. Pero al que no pueden rescatar es a Peeta, quien termina en manos del Capitolio.
Aquí es cuando pasamos a la primera parte de Mockingjay, que para mí, se distingue de las demás películas. Aquí ya no hay fiestas extravagantes ni vestidos vistosos, si no guerra y destrucción. Enseguida nos encontramos con una Panem dividida, con brotes de violencia contra el Capitolio y las respuestas aún más violentas por parte de éste. Katniss (Jennifer Lawrence) ya no es la valerosa amazona que se ofrece como voluntaria para salvar la vida de su hermana, si no una persona que finalmente empieza a sentir las secuelas de las matanzas ocurridas en Los Juegos.
La película nos sitúa en el Distrito 13, un distrito militar que parecía haber desaparecido durante la primera guerra contra el Capitolio, pero que está en pleno funcionamiento y en pie de guerra. Aquí gobierna la presidente Alma Coin (Julianne Moore) quien pretende utilizar la figura del Mockingjay (que vendría a ser Katniss) para forzar la adherencia de todos los demás distritos a la revolución. El tema es que el Capitolio pretende hacer exactamente lo mismo, pero con Peeta. Así que esto invita a pensar realmente quiénes son los buenos y quienes los malos o si en esencia son exactamente lo mismo.
Pero dejemos eso para más tarde. La película fue dirigida por Francis Lawrence, responsable también de Catching Fire (2013), quien nos presenta una historia mucho más comprometida. Esta vez apostaron a una puesta de escena bastante austera (durante la guerra no hay lugar para excentricidades), y le perdieron el miedo a la sangre. En las películas anteriores, si bien se producían asesinatos y fusilamientos, siempre los mostraban de tal forma que no resultara TAN violento. En Mockingjay los “traidores” al Capitolio son asesinados por las fuerzas del orden a plena luz del día, se bombardean hospitales llenos de heridos y hay sangre de sobra. Francis Lawrence ya nos había advertido que esta película sería la previa de una guerra brutal y lo logra perfectamente. Así que si van a verla buscando los combates coreografiados de las primeras dos, no los van a encontrar.
El que avisa no traiciona.
Por otro lado, las actuaciones son buenas en general, si bien la ganadora del Oscar se lleva todos los aplausos. La tensión que tiene lugar toda la película se distiende por veces gracias a los papeles de Haymitch (Woody Harrelson) y Effie Trinket (Elizabeth Banks), personaje que, a pesar de no aparecer en esta parte del último libro, fue incluida justamente para esto.
En conclusión, Los Juegos del Hambre es una historia que nació como libro para ser representada en la pantalla grande. Es una de esas raras oportunidades en las que los libros no son buenos y las películas si lo son. Si les gusta la saga y disfrutaron de las primeras dos películas, sin duda les encantará Mockingjay Part 1, y los dejará con muchísimas ganas de que pase el próximo año para ver la segunda parte.