Cuando finalmente llegan al cine las adaptaciones de sagas literarias adolescentes, uno sabe que el producto no logrará estar a la altura, por experiencia, no ya del libro del cual se traspone, sino, principalmente, de la calidad del filme en general.
El caso de la saga “Los juegos del hambre” es una rareza dentro de esta tendencia, ya que desde su primera película pudo retomar una serie de filmes que encuentran en la denuncia de un poder opresor y superior su razón de ser.
“Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1” (USA, 2014) arranca en el preciso punto que la anterior entrega dejó la historia, y se enfocará en Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y en como intentará escaparse del siniestro y maquiavélico equipo que buscará posicionarla como líder de la rebeldía.
Katniss (Lawrence) despierta sin saber qué aconteció con ella, en una aséptica e impoluta habitación de hospital. Mientras hace memoria de todo lo que anteriormente le sucedió se pregunta dónde estará Peeta Melark (Josh Hutcherson) y las respuesta la encontrará en mensajes fascistas que el gobierno dará por TV.
Entre suposiciones avanza hasta que es presentada ante Alma Coin (Julianne Moore), la presidenta del Distrito 13, quien intentará junto al grupo que manejaba los Juegos del Hambre (interpretados por Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Philip Seymour Hoffman) de revertir la negativa imagen que posee y tratar de reivindicar a Katniss como la líder guía de los rebeldes.
El espacio del juego cede en esta entrega el lugar al Distrito 13, un lugar diezmado por la guerra y el hambre y en el que cada movimiento es controlado por cámaras y vigilantes que no sólo buscan la sumisión total al Capitolio (dirigido por el Presidente Snow –Donald Sutherland), sino que intentan recuperar a Katniss para así doblegar a la multitudes.
Si bien a diferencia de las anteriores películas, en esta la acción y tensión que generaba el juego de supervivencia no está presente, la profundización sobre algunas características de los personajes, principalmente Katniss, permite que la acción avance sin sobresaltos o sorpresas.
Los fans de la saga estarán más que contentos con este punto, pero quizás algún incauto que ingrese a la película sin conocer sus antecedentes pueda exigir más dinamismo en una historia que sólo intenta reforzar, claro está, para su resolución próxima, la empatía directa con la historia de la joven que otrora supo ser campeona y guía de equipo y hoy en día se debate entre el deber ser y sus deseos reales.
En esa dicotomía planteada, el director Francis Lawrence, vuelve a trabajar sobre dualidades y contrastes, no sólo entre ella y sus allegados (aunque en esta oportunidad Gale -Liam Hemsworth- estará mucho más cerca de ella) sino que la denuncia sobre la manipulación llegará a su punto más alto cuando las palabras de Katniss sobre la libertad sean utilizadas como propaganda política por el Distrito 13.
“Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1” entretiene, e intenta filosofar sobre el control por partes iguales, y si bien no está a la altura de sus anteriores versiones, no quiere decir que defraude, al contrario, y esto es básicamente por la interpretación de Lawrence, que sigue introduciéndose en Katniss con una naturalidad que abruma. Mención aparte para Philip Seymour Hoffman, tan gigante en pantalla con sus apariciones, que aún parece mentira su pronta desaparición física.