La saga de Los Juegos del Hambre, regresa con una nueva entrega, sinsajo, dividiendo el tercer libro en dos partes. ¿Funciona? Creemos que no.
Y no crean que no me encantó la película. Pero reseñar cine se trata de ser subjetivo y entender que no todos han leído la saga, ya sea porque no acostumbran leer o porque simplemente no les ha gustado la historia desde la primer entrega. Los libros (y las películas) siguen básicamente la misma estructura: la mitad es política y hechos sin trascendencia, mientras que el final se reserva toda la acción. Y es que siempre será complicado adaptar un libro narrado en primera persona, pues plasmar los pensamientos en imágenes es una tarea difícil. Y aunque han contado con el innegable talento de Jennifer Lawrence, sigue habiendo secuencias complicadas de entender si no se han leído los libros.
En este filme, tras ser rescatada de la arena destruida de los 75 juegos del hambre, Katniss deberá aprender a vivir en el distrito 13, que no estaba desaparecido como siempre se había creído, mientras enfrenta la ardua tarea de ser algo que ella nunca había pedido: ser el símbolo de una revolución. Y mientras se prepara el ataque definitivo, suceden cosas tan faltas de acción que desanimarán a más de uno. Pero ojo, que eso no significa que el filme no tenga ritmo y que sea malo. Al menos no lo es para los fans de la saga quienes encontrarán satisfecho ese interior revolucionario que se desata cuando no se respeta el libro. Sigue siendo un ejercicio del poder, del totalitarismo, de la unión de la gente. Es un espejo moderno de lo que sucede en el mundo.
Si bien hay pequeños cambios, están justificados y ayudan a hacer más ágil las primeras páginas de un libro que en sí, es controvertido por el desenlace de la saga, el cuál tendremos que esperar un año para ver en la parte 2.
Recomendado para aquellos que han seguido la saga desde sus inicios. No para quienes buscan un filme de acción.