Hay que admitirlo sin rodeos, guste o no, Los juegos del hambre no sólo representa una de las sagas más rentables de los últimos años, sino también un movedizo relato que se atrevió a un recorrido más inquietante que el de la mera repetición de fórmulas destinadas al voraz consumo del público adolescente. El mayor mérito de la trilogía de novelas de Suzanne Collins, replicada en cuatro películas, es el de haber enaltecido la figura de una heroína trágica y carismática, una Katniss Everdeen que evolucionó constantemente a la par de su portadora, la descomunal Jennifer Lawrence.
Sinsajo - El final arranca sin preámbulos con el reencuentro entre Katniss y Peeta (Josh Hutcherson), una dupla que atravesó diferentes vaivenes en las entregas anteriores. Víctima del tiránico presidente Snow (Donald Sutherland), Peeta ha sido sometido a una operación de lavado de cerebro que lo dejó en un encarnecido odio hacia Katniss. Así y todo, ellos serán parte del pequeño grupo de revolucionarios provenientes de los distintos distritos ahora aliados contra Snow. La resolución del dilema romántico de una heroína erigida en líder de la rebelión se mantiene en un discreto segundo plano. Y esto puede ser tomado como un acierto o una falencia de este capítulo de la saga. Es un mérito, en el sentido de que aquí la urgencia pasa por terminar con el espiral de violencia generado por Snow. Y es en parte fallido, por la poca evolución e impronta de los dos personajes entre los que pendula Katniss: Gale (Liam Hemsworth) y el mencionado Peeta.
La película cumple con los altos niveles de descarga adrenalínica que quedaron pendientes en la primera entrega de Sinsajo. Las secuencias de acción son impactantes, feroces y creativas. En tanto que los interludios se reparten entre instancias que potencian ese trance en el que nos sumerge Katniss, y otros momentos que no logran cobrar del todo vuelo. Así y todo, esta franquicia refuerza en su despedida su tono oscuro e insurrecto. En un escenario político global tan convulsionado y bélico como el que estamos atravesando, resulta por demás incómodo que un film mainstream se atreva a a plantear escenas como la de un ataque en el que varios civiles resultan masacrados, y que avance con tanta vehemencia hacia la destrucción absoluta del totalitarismo. El film lleva hasta sus últimas consecuencias la carga simbólica con la que sobrevuela un pájaro como el sinsajo, el ensamble de la esperanza y la rebelión, el ideal de la refundación de la humanidad.
Es cierto que conceptos como los de la lucha de clases, la manipulación de los gobernantes sobre sus súbditos, y la mediatización del poder y la violencia; podrían adquirir un desarrollo más profundo e incisivo, pero en tiempos de reduccionismo total y de un Hollywood cada vez más lejano de la línea inconformista que supo cultivar a fines de los '60, resulta desafiante que una saga haya captado al público masivo con un puñado de planteos políticamente incorrectos. Y si bien Snow (impecable Sutherland) es mostrado siempre como un déspota sumamente impiadoso, la idea de ingresar como sea al Capitolio y asesinarlo es la síntesis de una tensión ideológica que se debate entre el ideal de justicia y el brutal ajuste de cuentas.
Quizás los últimos minutos de Sinsajo - El final resulten un tanto almibarados, pero el cierre de esta saga, que incluye apariciones de un Philip Seymour Hoffman al borde de lo espectral tras su muerte en pleno rodaje, deja una sensación de incomodidad que va más allá del despliegue espectacular. Hollywood todavía es capaz de crear heroínas dotadas de una hipnótica carga mística: Katniss Everdeen, jamás te olvidaremos.
Los juegos del hambre: Sinsajo - el final / The hunger games. Mockingjay - Part 2 / Estados Unidos / 2015 / 137 minutos / Apta mayores de 13 años / Dirección: Francis Lawrence / Con: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Donald Sutherland, Julianne Moore, Philip Seymour Hoffman.