El tiro del final
La saga cinematográfica, basada en la saga literaria, Los juegos del hambre, fue en un comienzo un ejemplo de mayor calidad de aquello que podríamos llamar ciencia ficción para adolescentes. Podríamos llamar, porque el género tanto en la literatura y el cine siempre ha sido cercano a los jóvenes. Tal vez la diferencia son sus héroes adolescentes, sus personajes más cercanos a las características de su público.
El universo distópico en el cual habitaba la heroína Katniss Everdeen es claro heredero de las ficciones de Ray Bradbury, George Orwell o Isaac Asimov. Con una estética sobria y elegante, donde el entretenimiento no ocultaba interesantes temas, con buenos actores y grandes emociones, las primeras dos películas habían logrado mantener bien alta la vara. Pero la división en dos películas del cierre de la saga se siente. Sinsajo parte 1 era demasiado larga y tardaba en encontrar rumbo, y Sinsajo parte 2 es difícil de sobrellevar para quienes no amen al personaje de Katniss Everdeen. Ahora cuando todas las batallas se han librado, a la rebelión sólo le queda ir al Capitolio y terminar con el Presidente Snow. Sin embargo, hay opiniones encontradas y un juego de poder más complejo que el heroísmo puro de Katniss.
Pero ese camino se estira en exceso. Muchas escenas de diálogos, de dilemas expresados a través de palabras, hacen que las casi dos horas y media de película se sientan, no tanto por su duración, sino por la impaciencia de un guion estirado. Aunque por suerte se mantiene la estética de los primeros films, lo que no se sostiene es la acción y el entretenimiento.
Sólo por la mitad de la película se suceden varias grandes escenas que despiertan la atención y prometen un final espectacular. Pero poco a poco ese final se apaga, toda la energía de la película se reduce y esta gran saga de ciencia ficción se despide de manera decepcionante. Esos epílogos eternos completamente anticlimáticos. La gran escena de Sinsajo Parte 2, la que cierra todo, está unos 30 minutos antes del final, y todo lo que sigue a ella da mucha vergüenza ajena. Dos grandes películas de un total de cuatro no es un mal número para una saga que se merecía terminar con el mismo nivel que empezó. Es posible que en el futuro haya más películas de Los juegos del hambre pero esperemos la recuperación de sus virtudes originales si llega a darse la oportunidad.