Para amantes de la cultura oral
El comienzo es absorbente. Un largo plano fijo donde se ven las manos de alguien frotando un palito sobre otro en la noche, mientras oímos la voz de un anciano contando despaciosamente en su lengua cómo el tigre era el dueño del fuego, los hombres no podían cocinarse nada, y el cuis y el pichiciego trataron de robarle una brasa. Lo cual explica por qué el cuis tiene una manchita en la papada. El final de esa escena nos predispone muy bien para entrar en un mundo lejano y cercano a la vez, el de los viejos cuentos de tradición oral.
Después, manteniendo el tono calmo, la exposición se expande hacia otras historias y personas. Un hombre de origen wichi ha vuelto en moto a su pueblo, y nos lleva en caminata por la plaza, la radioemisora bilingüe, el sendero donde solo se oyen los pájaros, el rincón donde otro wichi está grabando al viejo del primer cuento, y la orilla del Teuco, aparentemente calmo pero correntoso, de curso variable, como los propios habitantes.
Los cuentos son pocos, y a veces se entremezclan los puramente indígenas con los de Juan el Zorro traídos de Europa, pero siempre es lindo escucharlos. Interesantes, además, los referidos al Takjoaj, que creó a los wichis y suele morir achurado (para resucitar a los tres días, según comprobaron diversos recopiladores). Interesante también, la decisión de hacerlos oír con pantalla en negro, evitando las dificultades de la ilustración y reforzando el atractivo de la sola y antigua voz.
La propia película plantea algunos interrogantes teóricos sobre la transmisión de la cultura oral y nativa. Los interrogantes prácticos empezaron a ser respondidos hace ya tiempo. Para amantes de los cuentos, se recuerdan las recopilaciones de investigadores como Berta Vidal de Battini, Juan Carlos Dávalos o Augusto Raúl Cortazar (sin acento). Rodaje en El Sauzalito, El Vizcacheral y Tres Pozos. Instrumentos musicales, de sonido fascinante y primitivo, un latajkiaswole, consistente en dos arcos de cuerdas de caballo, y un trompe, también llamado trompa gallega. Dirección y fotografía, Sebastián Lingiardi. Guión, María Paz Bustamante. Producción de ambos.