Un personaje alto que tiene como rostro una máscara blanca sin boca ni orejas y que esconde tentáculos en su espalda para atrapar a los adolescentes aparece en el firmamento del terror en Slender Man. Se trata de un personaje surgido en internet en 2009 al que muchos creyeron real e incluso hay un polémico y sangriento caso policial de 2014 sobre dos chicas de 12 años que apuñalaron a una de sus amigas para congraciar a la monstruosa criatura, que se convirtió en meme y se filmó el documental documental Beware the Slenderman sobre sus supuestas apariciones.
Lo cierto es que el negocio se puso en marcha y llegó a la pantalla grande con esta película que parte de una campaña publicitaria similar a la de El proyecto Blair Witch, con un relato convencional que no ofrece nada nuevo dentro del género e impone la figura del villano de turno en este enloquecedor juego que mezcla realidad y escenas oníricas.
El filme dirigido por Sylvain White, protagonizado por Joey King, narra la historia de un grupo de jovencitas que investiga la leyenda de este ser sobrenatural a partir de un video que ven en sus celulares y de la desaparición de una de sus compañeras. La trama no ofrece más que eso, una estudiantina de terror que cambia la figura de Freddy Krueger por la de Slender Man y toma la premisa de la recordada La llamada.
Si bien la película tiene algunas escenas logradas -como la del bosque o la presencia fantasmal dentro de la casa hasta llegar al cuarto de una de las chicasa- no sale del convencionalismo y no siempre da en el blanco al combinar el terreno fantástico inmerso en ambientes cotidianos como el colegio y la biblioteca. Son épocas del terror viralizado en la que los alaridos se ven empañados por el escaso suspenso.