De la cucha al cómic… y a la pantalla grande.
Dentro de un sinfín de producciones animadas, llenas de esa energía vertiginosa que poco coopera con los infantes que padecen TDAH (Trastorno de Déficit de Atención, la “vedette” de los diagnósticos de la psicología infantil), obras que lo único que logran es que los más chicos salgan del cine hiper excitados, Snoopy & Charlie Brown (The Peanuts Movie, 2015) es un muy entretenido y tierno oasis en medio del desierto.
Treinta y cinco años después su último largometraje -todos inspirados en la creación del fallecido dibujante Charles M. Schulz- Charlie Brown y el beagle más conocido del mundo de las historietas vuelven a la pantalla grande para meterse en el bolsillo de las nuevas generaciones de niños y niñas.
Justamente para estar a tono con los tiempos que corren, la película dirigida por Steve Martino deja de lado las ilustraciones a papel y lápiz para llevar todo este universo a los dominios de la animación asistida por computadora, con un toque en clave stop motion que emula la técnica animada de las anteriores entregas, por una cuestión eminentemente nostálgica. Tanto el diseño de personajes como la ambientación dota a todos los elementos de una materialidad muy interesante, un mix entre las ilustraciones clásicas y lo mejor de la animación vía ordenador. El 3D potencia este estilo particular de animación, dándole una espacialidad muy fina al entorno que sumerge al espectador.
La historia es simple y se apoya sobre dos líneas argumentales: por un lado, Charlie Brown se enamora de su nueva vecina y compañera de clase, intentando por todos los medios no avergonzarse a sí mismo todo el tiempo; por el otro, Snoopy tiene un enfrentamiento casi onírico con su archienemigo el Barón Rojo. Ambas historias tendrán por momentos puntos de conexión dramática y alternadamente una se apoya en la otra a través del relato.
Es un film pensado de forma muy inteligente, principalmente por el hecho de mantener el espíritu más naif del producto original, apoyándolo con múltiples guiños -grandes y pequeños por igual- a todo el universo de Snoopy y Charlie Brown. La voz original del fallecido Bill Meléndez, que da vida a Snoopy y su amigo Woodstock, fue recuperada y reciclada de viejas grabaciones para ser utilizada en este nuevo film. Definitivamente es el punto nostálgico más alto.
En el sentido más estricto de aquello referente a la estructura dramática, podemos afirmar que estamos ante un viaje iniciático del personaje de Charlie Brown, quien termina su aventura en el mismo lugar donde la inició, pero siendo otra clase de persona. Los más grandes podrán disfrutar de ver nuevamente a un personaje querido de su infancia, que ahora es actualizado para los nuevos infantes, y en medio de esto se desarrolla frente a nosotros una historia con una moraleja interesante sobre la perseverancia y la actitud positiva como la base de todo lo que decidimos llevar adelante.