Charles M. Schulz, para todos los que no lo conocen, ha sido una leyenda para las historietas de periódicos en Estados Unidos. Su tira "Peanuts" fue quizás, de las más importantes del siglo pasado en todo el mundo, por haber sido traducida a 40 idiomas y ser publicada en más de 75 países superando los 350 millones de lectores globales. La temática de la historia siempre fue, mostrar la inocencia de los niños de 6 años (aunque algunos niños de su grupo tengan menos) y cómo enfrentan los desafíos de su crecimiento, desde lo psicológico y emocional.
Schulz era un adelantado a su tiempo. Lograba atrapar a grandes y chicos con la ternura de esa bandita de chicos encabezada por Charlie Brown y su mascota Snoopy, aventuras donde pequeños eventos conmovían su mundo y nos conectaban emocionalmente con esa etapa de nuestra vida. Muchos adultos amábamos a "Peanuts".
Traer de vuelta a esa Charlie y su banda a la pantalla grande no sería tarea fácil. Blue Sky Studios (los creadores de la saga "Ice Age"), eran concientes de ello. Sin embargo, junto con los herederos de la obra de Schulz (nada menos que su hijo y su nieto) comenzaron en 2005, a delinear un trabajo conjunto para traernos un quinto largo (el último fue hace 35 años!) y nada menos que en 3D, acorde a los tiempos que corren.
Para la tarea se puso al frente a Steve Marino, director de "Horton" y "Ice Age 4", quien fue el hombre de la compañía más interesado en el proyecto desde su inicio.
¿Qué podemos esperar de este regreso? ¿Snoopy y Charlie Brown en este 2016, habrán logrado retornar con un film que respete su rica historia o será sólo una adaptación más, en busca solo de un impacto en la taquilla aprovechando su popularidad mundial?
Por suerte, esta cinta es un acierto, de principio a fin. Marino logra captar y recrear el mundo de estos increíbles personajes, y llenar de guiños la pantalla, para delirio de sus fans. El gran desafío es traer a estos personajes a un universo distinto (las tres dimensiones), sin alterar nada de su encanto original.
En ese sentido, el trabajo de arte y animación es fabuloso. Hay en este "Peanuts", simplicidad y equilibrio. Nada se presenta invasor ni disruptivo, hay un balance cuidado del uso de las nuevas técnicas de animación, respetando el espíritu clásico de la historieta.
La historia presenta a Charlie, en los días previos a la navidad. Su rutinaria vida con sus amigos se ve alternada por la llegada de una enigmática niña pelirroja que se muda justo enfrente de su casa. Casi de inmediato, nuestro adorable protagonista se sentirá atraído por ella y comenzará a explorar la posibilidad de hablarle, cosa bastante difícil para un chico con autoestima tan baja como Charlie...
Siendo un imán para los problemas, es de esperar que la cosa se complique y que las intervenciones de Snoopy junto a su mejor amigo, Woodstock (el pajarito amarillo que lo acompaña todo el tiempo), estén a la altura de los mismos para ayudar a Charlie en su tarea de convertirse en alguien popular y que le permita acercarse a la nueva vecina para presentarse y concerla, sin sentirse perdedor como habitualmente le sucede.
La película es un cuidado homenaje a la historieta, en todos sus aspectos. Incluso cuando se aggiorna a estos tiempos (la escena de aprender los pasos de baile, con "Better when I'm dancing" de Meghan Trainor como motor de la práctica, sin ir más lejos), nunca se despega del espíritu original de la obra. Hay un gran trabajo del guión para respetar las convenciones del mundo de Peanuts y eso se agradece, ya que todo luce clásico y dinámico a la vez, a la altura de lo que Charles Schulz, sin duda, hubiese querido para sus personajes.
"Snoopy y Charlie Brown, la película", se destaca dentro de la discreta cartelera familiar de este verano en nuestro país. Tiene todo lo necesario para que adultos y niños, pasen un muy buen momento en sala, ojalá no pase tanto tiempo para volver a tener otra vez a esta banda en la pantalla grande. Auspicio regreso.