Para saber si fue héroe o villano, no escuchar a Stone
El director de “JFK” da su punto de vista, didáctico, sobre el ex consultor informático que reveló secretos.
A Oliver Stone el tema de la patria, el patriotismo para ser más específico, lo subyuga. Es como una obsesión que se fue transformando con el correr de los años. Tal vez empezó en Pelotón, cuestionando las luchas internas en el frente de batalla en Vietnam. Ahora en Snowden ensalsa a Edward Snowden, el informante que ventiló la manipulación, las escuchas y el espionaje, el sistema que utilizaba la Agencia Nacional de Seguridad.
Pero Snowden es cine de denuncia, alla Stone. No es JFK, no es Nacido el 4 de julio, ni tampoco Las Torres Gemelas, un título que pocos recuerdan, pero que es una de las más flojas películas del director de Asesinos por naturaleza.
Tampoco es Citizenfour, de Laura Poitras, el documental ganador del Oscar que seguía precisamente a Mr. Snowden.
Tal vez la idea del director de Wall Street fue que, para contar su visión de Snowden, y responder la pregunta si fue o es héroe o villano, había que apelar a la ficción y darle hasta un sesgo documental. Como un cruce de géneros, pero siempre desde el plano de la ficción.
Está, claro, el manejo del poder, lo indefenso que es el pueblo estadounidense (y de todo el mundo), la mirada al costado de los medios de comunicación, salvo The Guardian, que publicó las revelaciones de Snowden en 2013, y cuestiona con dureza a Obama (¿qué hará ahora con Trump?).
A Stone no le molesta -le gusta- ser didáctico, y si hace falta explicar dos o tres veces algún asunto, lo hace. De ahí que su filme parezca destinado a un público infantil, al margen de alguna escena de sexo.
Pero con los años Stone se ha vuelto más que un artista de fino pincel, un hombre de empuñar la brocha gorda. Las sutilezas en Pelotón (el sargento Elías acribillado, que cae de rodillas levantando sus brazos hacia el cielo) son historia antigua.
El ex consultor informático de la ANS y la CIA es interpretado de manera magistral por Joseph Gordon-Levitt, tanto por su postura física como la imitación de la voz.
Snowden para muchos fue un traidor a la patria, para otros un mero soplón, y están quienes creen que hizo bien lo que hizo. La posición que asume Stone es la tercera, y seguramente aquéllos que concuerden con su mirada lo aplaudirán, pero difícil que el espectador que esté al margen se trague el anzuelo con facilidad, y al que piense distinto, esta película no le cambiará su juicio.