Despúes del Oscar al gran documental Citizenfour, de Laura Poitras, Oliver Stone estrena su biografía sobre el soplón informático exiliado Rusia. Son más de dos horas de narración errática con el objetivo claro y expuesto de manera didáctica, de ensalzar la figura de Snowden, como si el ex agente de la CIA, que tomó conciencia y luego decidió denunciar el espionaje sistemático del Estado a los ciudadanos, fuera casi un santo. Hasta el protagonista, Joseph Gordon-Leviitt, se ve poco comprometido, un poco aburrido, en este retrato unilateral y esquemático, que toma de Citizenfour el punto de partida y varias ideas, algunas de las cuales son, increíblemente, de lo mejor de esta película.