Una vuelta poco convincente
Hace casi un año se estrenaba Socios por accidente, una comedia policial anclada en la fórmula de la buddy-movie hollywoodense (dos opuestos que se terminan complementando) y con sendas estrellas del universo televisivo (José María Listorti y Pedro Alfonso) incursionando en la pantalla grande. El resultado artístico fue apenas correcto, pero la apuesta comercial salió muy bien: 560.000 espectadores (tercer film argentino más visto de 2014).
Los mismos protagonistas, los mismos realizadores y prácticamente el mismo equipo técnico regresan con esta apurada y poco convincente secuela que involuciona en todo aquello que se podía haber mejorado. Una lástima porque los codirectores que aceptaron otra vez el "encargo" habían demostrado no poco talento en sus trabajos previos (Fabián Forte hizo La corporación y Nicanor Loreti filmó Diablo).
En Socios por accidente 2 nos reencontramos con Matías (Listorti) convertido en prestigioso traductor de lengua rusa, con una bella novia llamada Jessi (Luz Cipriota) y una relación muy mejorada con su hija adolescente, Rocío (Lourdes Mansilla). La llegada del primer ministro ruso (Mario Pasik), que lo elige como intérprete, parece una gran oportunidad profesional, pero es entonces cuando aparece en escena Rody (Peter Alfonso), el agente que asegura que hay una confabulación internacional para asesinar al visitante y que además quiere proteger a su "amigo".
La acción se traslada a La Rioja (los productores se encargarán de destacar una y otra vez los múltiples encantos de la provincia), donde se irán acumulando situaciones torpes, bromas remanidas, sobreactuaciones varias y breves participaciones (o meros cameos) de famosos como Paula Chávez, Nico Vázquez, Campi, Gabriel Schultz y Christian Sancho.
Si bien no es lo más irritante del film, resulta particularmente penoso el rubro del product placement: la cantidad de chivos y publicidades encubiertas (o no tanto) es abrumadora y demasiado obvia (en Hollywood es todo un arte cómo incluir productos en la trama de manera ingeniosa y hasta podría decirse artística). Un detalle más que hace de Socios por accidente 2 un film tan efímero como olvidable.