Hace un año en la crítica de Socios por accidente decía que era “una miseria digna” en alusión a la icónica escena de Esperando la carroza (1985), la explicación era que se trataba de un film para un público en específico y que estaba bien hecho.
En esta secuela ocurre lo mismo pero para mi sorpresa es mejor. Primero que nada a nivel cinematográfico los directores Nicanor Loreti y Fabián Forte levantaron más la vara y brindaron buenas secuencias de acción y persecuciones que no son comunes de ver en materia nacional y menos aún con un presupuesto acotado.
La Provincia de La Rioja como principal locación sirvió para mostrar un mayor despliegue visual que en la primera entrega.
Otra cosa para destacar es que hay muchas referencias al palo cinéfilo argentino (de género) ya sea en nombres o cameos. Algo que pasará totalmente inadvertido por el espectador común pero que le sumará puntos a quienes estén más comprometidos con esto y se crucen con esta película.
En cuanto a la historia, no hay que pedirle mucho, es una excusa para que sucedan situaciones graciosas al dúo protagónico. Del cual hay que recordar que no son actores y que por lo tanto no hay que exigirles que actúen bien.
Nos encontramos ante un producto hecho para ser consumido por quienes ven Showmatch, sus programas satélites y seguidores de Twitter de esta categoría de famosos argentinos. En ese sentido la película cumple y es buena.
Lo que hay que rescatar por sobretodo es que está muy bien filmada y logra entretener a quien no sea fan de Listorti y Alfonso.