Matías es ahora un famoso traductor de ruso al que le encargan su trabajo más difícil: traducir al Primer Ministro ruso (Mario Pasik) que está de visita en Argentina. Tiene una novia (y que novia! es Luz Cipriota) que se llama Jessi y su hija Rocío (Lourdes Mansilla) lo tiene como un padrazo. Rody, un seco Pedro Alfonso, se mete de nuevo en la vida de Matías, pero esta vez para protegerlo y a la vez derrocar a sus, ahora enemigos, los rusos.
En el comienzo la película hace un recorrido por el presente de los personajes que aparecieron en la primera. La ex de Matías (Anita Martinez) coordina el evento en el que el Primer Ministro ruso dará su discurso, Rocío esta en órbita con su novio y Rody, que aparece “por accidente”, está en mala relación con la Interpol. Una serie de enredos en donde el Ministro da su discurso es la causa del punto fuerte del argumento: Matías descubre que tiene una bomba dentro de su cuerpo.
Rody explica que el motivo por el cual los rusos colocaron la bomba en el cuerpo de Matías fue para hacer detonar a éste cuando se encuentre cerca del Ministro y así, asesinarlo de carambola. Ahora, la pareja de El Trece luchará por sobrevivir y se las tendrá que ver con lo malos.
Como en la 1, Matías insiste en ser un padre sobreprotector, su ex lo basurea, se pelea con Rody por estupideces y se asusta con cualquier cosa, los mismos métodos de la primera comedia. La película juega (de nuevo) demasiado con anticipar lo que va a pasar con el personaje en cuestión exageradamente cuando este contradice el hecho. Una buena, José María esta vez usa mas sus gags personales: bailes en las cámaras ocultas de Videomatch, algunos que otros gargajos atragantados y gritos al estilo de “Es mágico”.
El personaje de Luz Cipriota, Jessi, se caracteriza por la ingenuidad y el prototipo de “rubia buenísima y tarada”. A veces divierte, pero se envuelve en una sobreactuación difícil de llevar para el espectador que está en una media de cinefilia para arriba. También aparecen Martín Campi, que será un médico, un divertido Gabriel Schultz, que hará de seguridad en el hotel que se aloja Matías, Cristian Sancho será de los malos y en el final habrá dos sorpresitas.
La familia está apta para ir a ver Socios por Accidente 2, se va a entretener, que no es lo mismo que morir de risa. El fanático de José María Listorti va a tener un poquito mas de el y no se tendrá que guiar por algun prejuicio con Pedro Alfonso, porque para el papel de policía serio y correcto, está correcto. Claramente la producción y las intensiones de la película son otras, pero es llamativo ver como Nicanor Loreti se aleja tanto de su Diablo (2011).