Agustina Vivero, alias Cumbio, fue, hace aproximadamente tres años, la abanderada de la cultura flogger. La cultura flogger integra lo que llamamos las tribus urbanas. Aquella etapa de Cumbio, seudónimo que se ganó por su gusto a la cumbia, es reflejada en su vida cotidiana. Vida para nada desconocida por parte de los fanáticos que la siguieron a través de los programas mediáticos, de los fotolog y los diferentes formatos de comunicación computarizada.
Se hace mucho hincapié en su sexualidad, como si fuese la única diferencia, y se la muestra a Cumbio junto a su familia.
Este documental de la realizadora Andrea Yannino humaniza la figura de Cumbio y la podemos conocer más a fondo. Sin lugar a dudas deja demostrado que la fama es puro cuento, y de qué manera todo lo que sube rápido baja con similar rapidez. Vemos las imágenes de Cumbio en los principales programas de TV y toda la fiebre que generó en sus seguidores, y hoy, a tan sólo dos o tres años, poco es lo que queda el personaje ya es historia. En la actualidad Agustina no es tan adolescente, lo mismo sus fans que hicieron cola para comprar su libro. Quizás esta producción sea el cierre de lo que fue Cumbio para la cultura flogger.
Dentro de unos años este documental va a resultar toda una curiosidad para las nuevas generaciones, tal como ocurre hoy cuando vemos el nacimiento de los hippies en la Argentina, o cuando observamos que ya no queda nada de esos punks que en la última dictadura militar se reunían en Cabildo y Juramento.
Cumbio crecerá, sus seguidores también, y todo esto se convertirá en recuerdo de juventud. Esa juventud que nunca se pierde y se lleva en un rincón del corazón.
Una realización para ver y analizar estos fenómenos que se dan de vez en cuando, y que con el paso de los años forman parte de las anécdotas de geriátricos.