Araceli González regresa a la pantalla grande con Sola, la ópera prima de José Cicala que se ambienta en una temática pocas veces vista en cine argentino: la Segunda Guerra Mundial. En esta cinta, la actriz principal (también productora) le da vida a Laura Garland, una mujer que afronta la muerte de su marido en combate a la par de que transita un embarazo.
Como si no cargara con la soledad, el duelo y un bebé en camino en plena guerra, su vida se complica aún más cuando le renta la casa contigua a Ricky (Fabián Mazzei), un mafioso que roba un maletín lleno de oro y que se esconde junto a su esposa (Micaela Suárez), también embarazada. Eso no es todo: además, secuestra a una enfermera (Griselda Sánchez, guionista) para que prepare todo para el momento del parto.
El encierro es protagonista en este primer largometraje de Shock House, que completa su elenco con Miguel Ángel Sola, Mariano Martínez, Luis Machín, Mónica Antonópulos, Alfredo Casero, Roberto Peloni y Rodrigo Noya. Y es que de principio a fin, con el rol de González como nexo entre la vida en el exterior y ese hogar tan oscuro, por momentos consigue un tono hasta asfixiante.
Es cierto que Sola, un proyecto con tinte familiar del que incluso participan brevemente Florencia Torrente y Tomas Kirzner, está lejos de lo que acostumbra a mostrar el cine nacional. Pero sí se aproxima a un film de carácter europeo: así lo demostró en el Festival Internacional de Cine Arte de Berlín, donde fue reconocida como la mejor película de suspenso. No obstante, se trata de una verdadera apuesta que cumple con su objetivo y que consigue mantener la tensión y la intriga en toda su duración. Y con un cameo espectacular en su final que corona este drama.