Una historia sobre la locura, el encierro y la maldad
Sola, la ópera prima de José Cicala, protagonizada por Araceli González, Fabián Mazzei, Miguel Ángel Solá, Micaela Suárez y Griselda Sánchez se destaca por sus innovadoras búsquedas dentro del cine nacional y su ambicioso diseño de producción.
Realizada a fines del año 2018 y postergada en gran medida a raíz de la pandemia, Sola llega a los cines argentinos en un panorama sanitario mucho más alentador, aunque con la sombra de una cartelera prácticamente repleta de estrenos comerciales. No obstante, la ópera prima de José Cicala podría adaptarse tranquilamente a las búsquedas del público mainstream como también a las de aquel que esté interesado en seguir de cerca el debut de una nueva productora independiente (Shock Films, encabezada por el propio Cicala quien ya realizó un largometraje próximo a estrenar protagonizado por Danny Trejo, La sombra del gato) con especial interés en el fantástico.
La película cuenta la historia de Laura Garland (Araceli González), una mujer que transita su embarazo sola tras la muerte de su marido (Miguel Ángel Solá) en un conflicto bélico que, aunque parezca asemejarse a la Segunda Guerra Mundial, en ningún momento se condiciona a un contexto histórico específico.
A raíz de que Laura posee una propiedad lindera a su hogar que se encuentra desocupada, las autoridades militares de turno la presionan para su ocupación siendo que, si no lo hace, se la quitarán. En ese momento, Ricky (Fabian Mazzei), un despiadado e impredecible empleado de la mafia roba un maletín de oro y junto a su esposa embarazada, Nadia (Micaela Suárez) y una partera, Suplicio (Griselda Sánchez), a la que secuestra para que atienda el nacimiento del bebé, ocupa la propiedad abandonada de Garland mientras intenta escapar.
El primer largometraje de Cicala es un thriller psicológico -que por momentos hasta se arriesga a jugar con el horror- y enfatiza en la locura, el encierro y las situaciones límite con un tono tan opresivo como siniestro. Porque no solo es desesperante el exterior, repleto de los infiernos de la guerra, sino también el interior, donde lejos de haber seguridad, el trauma y la perversidad ocupan un lugar absoluto. `
Entre las mayores virtudes, no puede obviarse el magnífico diseño de producción -atípico si se piensa en que hablamos de una producción independiente- y algunas decisiones eficaces y riesgosas, como, por ejemplo, tratándose de una película de época, no condicionarla a un periodo específico. Por el contrario, el film solo se vale de la estética y de algunas situaciones que podrían corresponderse con el presunto contexto al que alude la obra, lo que logra que además de distanciarse de las estructuras convencionales, el terrorífico mundo creado por el director ofrezca una mayor inquietud en el espectador.
Más allá de algunos pasajes donde la narración resulta reiterativa y se torna un tanto exagerada, Sola es un promitente debut con grandes aciertos y un final que difícilmente deje indiferente a los amantes del plot twist.