Muchas veces se dice que el talento o la genialidad van de la mano con la locura. Pues, éste documental es la prueba más cabal que dicha reflexión es totalmente acertada.
Martín Perino aprendió a tocar el piano desde muy chico gracias a que su madre era profesora. Estudió música clásica y fue concertista de joven. Ahora es un muchacho cuyos padres fallecieron y quedó solo. Permaneció aislado del mundo terrenal los últimos tres años porque debido a un brote esquizofrénico, fue internado en el Hospital Borda.
El director Artemio Benki aborda éste particular caso para retratarlo con rigurosidad y profundidad. Un día, Martín se volvió loco, como él mismo dice, dejó de distinguir la realidad “real” y creó mentalmente una realidad “paralela”.
La película registra los últimos tiempos del protagonista dentro del hospital, la interacción con otros pacientes y acompañantes terapéuticos, hasta su alta médica en el hospital y su tratamiento como paciente externo continuando bajo control y medicado. El realizador sigue a Martín día y noche, con mucha cámara en mano, lo acompaña y de ese modo podemos observar cómo vuelve a integrarse, poco a poco, con la sociedad y sus problemas. Pero siempre, tanto adentro como afuera, pudo desplegar su talento. El piano fue y es su gran terapia, lo mantiene concentrado y es su más importante salvoconducto mental y emocional. Todos estos elementos, articulados prolijamente, lo ayudaron a aceptarse tal como es.
Narrado lentamente, porque el protagonista nunca está apurado y siempre le gusta detenerse a hablar y filosofar sobre su vida, transcurre la historia en la que predomina, como no podía ser de otro modo, la música tocada por él, demostrando que es un eximio pianista y que el tratamiento no melló su calidad artística.
El film es un alegato de la reinserciñon humana, demostrando, con sólidos argumentos, qué con fuerza de voluntad y decisión se puede tener una segunda oportunidad, hasta mucho más agradable y promisoria que antes de caer en un pozo y transitar un largo y sinuoso camino de oscuridad