El rincón de los pedazos rotos vibra con su inquieta melodía. Crítica de “Solo”
El director francés Artemio Benki repasó los ritmos de vida, procesos e intercambios del protagonista Martín Perino con astucia al mostrar sus temores, manías y comentarios propios o ajenos del pianista. Por. Florencia Fico.
El argumento del documental se basa en la figura de Martin Perino; un talentoso pianista argentino que tras una crisis psicológica estuvo cuatro años en el hospital psiquiátrico más conocido en Latinoamérica “El Borda”. Desde pequeño era muy habilidoso y virtuoso con el instrumento que ahora fuera de la institución mental se reúne con una existencia con varios interrogantes y su futuro.
La dirección y el guión de Artemio Benki propone un registro documental al estilo observación. El cual genera un contacto directo con el personaje principal y le cede el control a los sucesos frente a cámara.
Aunque Benki propicia un nexo muy íntimo con Martín Perino desde su mirada perdida, el teclear incesante de Perino, las conversaciones con internos o dados de alta. Su dificultad para vincularse con otros, su reflexión personal sobre: la soledad, su descontrolada energía, su fragmentación que pudo unir gracias a su instrumento de cabecera, su confusión entre realidad y fantasía.Las disputas entre la vida o la muerte que supo ubicar; dentro de su esquizofrenia paranoide. Sus primeros pasos afuera del hospital con agorafobia o ataques de pánico, sus caminatas y rehacer su agenda cotidiana.
La necesidad imperiosa de estar cerca de la música ya sea en un bar, una escuela, en su cumpleaños y en el sanatorio psiquiátrico. Su ayuda al intentar sanar con su arte a los pacientes de la clínica.
Benki recupera otra pasión de Martín como la natación asimismo la relación con sus padres y su madre que lo lleva a la música desde nada más ni nada menos que el compositor polaco Frédéric Chopin. Un nivel que lo dejó en oportunidades una sensación de auto exigencia poco sana.
La fotografía de Diego Mendizábal hace planos detalle en Martín como una radiografía de sus actividades diarias, en sus manos que repite las notas musicales una y otra vez, su vicio el cigarrillo. Algunos planos generales cuando toca y lo hace parecer invisible asimismo con mucha destreza casi desmesurada. Las tomas en el hospital El Borda también son representativas de los marginados por las sociedad, los que sufren, los que pintan para dar color a un edificio de gris concreto y los que gritan, bailan o lloran por ser ignorados.
La música de Martín Perino vuela y aterriza por todo el documental. Ya sea un tarareo de “Ahora qué…” de Juan Martinez Sabina, una frenética performance del tema Danza de la mosa Donosa. Su propia composición “Enfermería” que el pensó como esa transición interna que lo hizo aceptarse a si mismo, un toque de nostalgia y libertad. “La música está entre nota y nota, hay un tiempo infinito, puedo manejarlo”, dice Perino frente a una clase que lo escucha. Demuestra como domina su vida a través de los ritmos, armonías y su interpretación que bien puede aparentar solitaria pero se halla llena de pasión, público y destacado ímpetu.
El filme navega profundamente en la mente de un artista brillante, esboza sus máscaras y las destapa; además trata de entenderlas. La idea de bucear en la locura abre un abanico de perspectivas a debatir: la auto exigencia, la soledad, la fragmentación interna, marginación, los mundos paralelos que pueden formarse y el refugio de los desbordes: la música.
Puntaje:85
Dirección
Guion
Música
Reparto
Arte
El filme navega profundamente en la mente de un artista brillante, esboza sus máscaras y las destapa asimismo trata de entenderlas. La idea de bucear en la locura abre un abanico de perspectivas a debatir: la auto exigencia, la soledad, la fragmentación interna, marginación, los mundos paralelos que pueden formarse y el refugio de los desbordes: la música.