Música, fama, chicos y chicas lindas, un poco de romance y algunas lágrimas. Esa es la fórmula que sigue casi al pie de la letra la película de Andy Caballero y Diego Corsini, sin salirse de la rigidez de esa construcción ni de los deberes de esos ingredientes. La historia de Noah (Franco Masini), un cantante que descubre a su musa (Yamila Saud) y a las mieles y amarguras de la fama casi en el mismo abrir y cerrar de ojos, podría haber tenido, no originalidad, pero sí atractivo y entusiasmo. Sin embargo, todas las escenas que hacen avanzar la trama están ideadas como montajes en un largo videoclip, desprovistas de verdadero relato y sumergidas en una fragmentación innecesaria. Lo que más simpatía despierta es el spanglish de Andrea Frigerio, que se divierte en secreto sin que nadie se dé cuenta, con sus pelucas, sus falsas sonrisas y sus juegos de palabras.