Una película más
Al igual que en la laureada En primera plana, una vez más el cine decide inmiscuirse en la tarea periodística reflejando un resonante caso de investigación, pero esta vez no tanto en las repercusiones políticas y sociales que trajo, sino en cómo afectó la vida de los periodistas que realizaron aquel trabajo.
En efecto, Sólo la verdad sigue las consecuencias a las que se enfrentaron la productora de CBS News, Mary Mapes, y el presentador, Dan Rather, luego de que revelaran que el ex presidente George W. Bush había evitado sus responsabilidades durante su servicio militar durante la guerra de Vietnam.
El film exhibe en forma concreta el desarrollo de la investigación, su publicación y las derivaciones que tuvo ese trabajo, centrándose más en esta última etapa que en las anteriores, que sólo sirven como preámbulo de lo que la película realmente quiere contar. No resulta virtuosa su puesta en escena ni trascendencia en su relato, ya que se trata de una estructura clásica en la cual lo único importante es contar la historia. Ni más ni menos.
A diferencia de En primera plana, donde absolutamente todos los elementos eran en favor de la trama, sin destacarse uno por sobre otro, aquí las actuaciones de Cate Blanchett (principalmente) y de Robert Redford son el sostén de un guión pobre de emociones e impacto. La carga dramática que le aportan los intérpretes es lo único que puede sacar un poco de la monotonía que posee la película, que por momentos parece ser más un documental que una ficción basada en hechos reales. En determinadas circunstancias, la transcripción textual de lo sucedido puede ser sugestiva en una estructura documental, pero en un film narrativo, tanta literalidad quita ritmo y provoca pocas sensaciones en el espectador.
Esta falencia dramática lleva a que la película sólo resulte atractiva para saber su final y no por su historia en sí. En Spotlight todo el proceso investigativo y su repercusión social resulta atrapante y transmite cierta emoción. En cambio, aquí todo transcurre con mucha pasividad, acotándose la historia sólo a lo concerniente a los periodistas, un universo muy pequeño y quizás lejano al público en general.
A pesar de los esfuerzos de Blanchett y Redford (y del elenco en general), los personajes nunca logran transmitir empatía, resultando muy distantes hacia el espectador, lo cual agrega aún más a la falta de emotividad, que apunta a exhibir una trama dramática la cual nunca llega a explotar.
En definitiva, Sólo la verdad resulta atrayente para conocer una situación periodística determinada, que quizás será destacada por su temática para quienes estamos metidos (en mayor o menor medida) dentro de los medios, pero para el espectador común no pasará de ser una película más.