La manipulación política de la prensa siempre ha sido una constante en la historia de Estados Unidos. Ya sea en la invasión a Cuba a fines del siglo XIX, en la injustificada incursión genocida en Vietnam o la arbitraria invasión a Kuwait e Irak, en todos los casos los datos y las justificaciones fueron inventadas para manipular a la prensa y a los congresistas para que se aprueben los gastos de empresas bélicas diseñadas en alguna reunión corporativa con el objetivo de exportar los “beneficios” de la tortura, la violación y el asesinato, que vienen en un combo junto a una democracia tutelada sin sociedad civil que no representa las necesidades de los pueblos invadidos.
La ópera prima como director del exitoso guionista y productor James Vanderbilt (Zodiac, 2007; The Amazing Spider-Man, 2012), Sólo la Verdad (Truth, 2015), es la adaptación de las memorias de la periodista Mary Mapes, productora de noticias del canal CBS y del conocido programa 60 Minutos, despedida tras la controversia en torno a la documentación que supuestamente probaba que George W. Bush y su séquito habían falsificado el legajo del servicio militar durante la Guerra de Vietnam del entonces presidente y candidato a un segundo mandato.
La película narra la investigación que comienza justo después de la revelación por parte de Mary (Cate Blanchett) y Dan Rather (Robert Redford) de los abusos, vejaciones y torturas perpetrados por el ejército estadounidense en las cárceles de Abu Ghraib. En medio de la campaña electoral de Bush y Kerry en 2004 por la presidencia, los ataques por la patética labor de ambos durante la Guerra de Vietnam fueron una de las armas que enarbolaron los partidarios para complicar al oponente. En una sociedad beligerante como la norteamericana, la foja de servicios debe ser intachable y ambos contendientes parecían no tener todos sus papeles al día en este sentido.
Tras la divulgación de la información en el programa 60 Minutos, surgen varias irregularidades y se cuestiona la veracidad y la autenticidad de los documentos. Mary y todos los involucrados quedan expuestos por las fallas en la verificación de la información y son sujetos a ataques de diversa índole.
La magnífica actuación de Cate Blanchett, acompañada de un gran elenco y un Robert Redford absolutamente consagrado como adalid del progresismo y reconocida voz crítica, apuntalan esta interesante obra sobre la finalidad del periodismo y la necesidad de la búsqueda de la verdad en un momento en el que el entretenimiento vulgar y grosero ha reemplazado a las noticias en los noticieros.
Desgraciadamente la película extiende su duración innecesariamente -en términos cinematográficos y narrativos- para ofrecer un homenaje a los protagonistas de la historia, en especial a la carrera de Dan Rather, tras el anuncio de su retiro en 2006. A pesar de esto y de la claridad sin medias tintas de los presupuestos políticos que subyacen a las acciones de los protagonistas, Sólo la Verdad logra hacer llegar su mensaje ético por fuera del manto conspirativo -ese que los norteamericanos tienden a ver debajo de cada piedra- para que las máximas de la honestidad periodística se impongan por sobre la manipulación, las mentiras y el odio que entierran la verdad.