Es inevitable hablar de Truth, un drama sobre la labor periodística, y no hacer referencia a Spotlight, la excelente película de Tom McCarthy que se llevó el Premio Oscar en la última entrega. Hay grandes diferencias entre una y otra, desde el caso abordado al formato para el que la investigación se pensó, sin contar que entre el resultado final de ambas hay un abismo. Inmensidad que se extiende desde lo fílmico a lo informativo, en primer término porque objetivamente una producción es superior a la otra –más allá del tópico trabajado-, sino por sobre todo porque una se centró en el triunfo de los reporteros por sobre una organización que cubrió por años los delitos más atroces, mientras que la otra se enfoca en uno de los fracasos más rotundos de la profesión.