Lo que no tiene es remedio
Sobre un hecho real, Cate Blanchett y Robert Redford le ponen el cuerpo a un affaire periodístico.
En primera plana, con su Oscar a la mejor película entregado hace semanas, volvió a poner en el centro la importancia y el lugar que debe ocupar el periodismo de investigación. Basada en hechos reales, lo que hicieron los periodistas del The Boston Globe no tuvo la repercusión mediática que el affaire de 60 minutos, de la cadena CBS, que en 2004, y en plena campaña para la reelección de George W. Bush, difundió un informe en el que quedaba mal parado el mismísimo Presidente de los EE.UU. Bush había -no dijeron habría- hecho trampa, conseguido favores para disimular su flojo desempeño en el Ejército, sobre lo que había -y no habría- construido buena parte de su ascendente carrera política.
El tiempo de verbo fue el detonante. No sólo de que la Casa Blanca le cayera encima al canal de noticias, al programa y en especial a su principal figura, el periodista Dan Rather. Fue un hecho que trascendió, Rather debió pedir disculpas al aire. Igual, al año siguiente no le renovaron su contrato.
Lo que sucedió fue que la fuente que consiguieron los periodistas se echó para atrás cuando las papas comenzaron a calentarse en el horno. Todo se embrolló también con unos documentos oficiales que parecían, ahora, apócrifos. La verdad pasaba a ser un término subjetivo. Y cayeron Rather y la productora del programa, que fue quien estuvo metida de lleno en el informe.
En la producción del programa. cate Blanchett es protagonista. Foto: Distribution Company
En la producción del programa. Cate Blanchett es protagonista. Foto: Distribution Company
James Vanderbilt eligió debutar detrás de cámaras como realizador con este tema, tras ser guionista de, por ejemplo, Zodíaco, de David Fincher: con una cuestión moral, que conlleva complejidades, aprietes, conveniencias corporativas y alguna deslealtad.
Dentro de la inmensidad de preguntas que Sólo la verdad le plantea al espectador, está la de si es posible llegar a la verdad, y si es imparcial ese trabajo que cuestiona la rectitud moral de Bush. Cuando se lo tache de fraude y en Internet no sólo se valgan de la burla y del descrédito, ¿cómo se recompone una imagen? ¿Hay autonomía en los medios?
Porque Dan Rather (Robert Redford) es como un símbolo de independencia, pero también, de un hombre que no tiene decisión sobre lo que está pasando. Sobre Cate Blanchett cae todo el peso del relato, porque la película se (re)construye sobre su personaje, sus movimientos, su coraje, su entrega. Cierto alegato casi al finalizar el filme enciende aún más su actuación, que como siempre está un escalón por encima del resto, en un elenco de grandes actores, tal vez no estrellas, que integran entre otros Dennis Quaid, Dermot Mulroney, Topher Grace.
La reflexión a la que lleva Sólo la verdad, y la cuota de entretenimiento que tiene el filme, lo vuelven un combo recomendable.