Adictos al amor.
Adentrarse en el estilismo de Jim Jarmusch supone contemplar un deambular constante de personalidades sobre escenarios que tienden a combinar clasicismo americano con manierismos europeos. Estas figuras están vinculadas a cierta nostalgia anclada dentro del circuito independiente y manifiestan una alternativa que confronta al proceso comercial. Para encuadrar la superficie de Sólo los Amantes Sobreviven, el realizador norteamericano incorpora al presente una pareja de vampiros atemporales que rememora sucesos y comparte opiniones mientras la humanidad parece retroceder en su evolución.
Por un lado tenemos a Adam (un depresivo Tom Hiddleston) viviendo en las afueras de Detroit para evitar todo contacto, debido a su descontento con la sociedad. Este sólo se dedica a componer canciones experimentales y recolectar instrumentos antiguos por encargo. Su complemento optimista es Eve (la siempre andrógina Tilda Swinton), quien prefiere invertir su tiempo en lecturas y paseos por los suburbios. Eve regresa de Tanger preocupada por el estado desconsolado de Adam y juntos retoman sus pasatiempos nocturnos, pero la inesperada visita de un pariente conflictivo altera la convivencia entre los enamorados.
Para gestionar esta avenencia entre criaturas que deben soportar los pormenores de la actualidad (mantenerse en el anonimato y conseguir sangre decente), Jarmusch transforma ciertos estereotipos del tema (propone adulterar la alimentación para instalar una problemática) y adapta información al trasfondo (relaciona a estos vampiros con personalidades destacadas de la modernidad). Aunque el verdadero propósito de Sólo los Amantes Sobreviven atraviesa cuestiones filosóficas como las diferencias generacionales, el conservadurismo perpetuado y la creatividad estancada.
Desde los paisajes desoladores hasta los interiores agobiantes podemos apreciar un romanticismo que engalana al relato y sonidos que envuelven con densidad las brillantes interpretaciones de Swinton y Hiddleston. Lo sugestivo de Sólo los Amantes Sobreviven radica en que Jarmusch decide trabajar con planteos opuestos (desde los matices hasta la dialéctica) para nivelar diferentes cuestionamientos (Eve viene a ser la personalidad iluminada, animando el sentimiento pesimista de Adam) respecto al compromiso persistente, la inspiración legitimada y los artificios glorificados.