En plan de intercalar en la cartelera un producto romántico afín a alguno del cine estadounidense (Solo para Parejas con Vince Vaughn es una referencia inevitable), y concebido también para el lucimiento de Nicolás Cabré y sus particulares –y por qué no, eficaces- dotes para la comedia, Sólo para dos, como intento en el subgénero, termina siendo insulso, cuando no deficitario. La idea no va más allá de explotar dos o tres tópicos amoroso-picarescos elementales en un paisaje caribeño, mientras que diálogos y situaciones no escapan a la vulgaridad y el lugar común, entre personajes a veces chispeantes y otras no tanto. Porque no siempre un buen actor o actriz se adapta bien a este estilo, tal el caso de Martina Gusmán, talentosa intérprete cuya empatía para el dudoso humor propuesto, es escasa.
Coproducción entre Argentina, España y Venezuela, el film integra elementos de cada país en una trama en la que un matrimonio en crisis dueño de un resort para parejas ubicado en una turística playa tropical, recibirá un contingente algo fogoso que entrecruzará vínculos por doquier. La impronta de comedia de enredos produce de todos modos alguna sonrisa, fundamentalmente a través de los españoles Antonio Garrido y Santi Millán y el apuntado Cabré. Si incluimos en el combo curvas atrayentes y el colorido marco, Sólo para dos se puede llegar a sumar a otros éxitos del cine nacional actual, a pesar de todo.