Marche preso
Sin grandes antecedentes en el cine, pero con una larga trayectoria en una veintena de series de TV (incluidas algunas bastante elogiadas como 2 Broke Girls, Weeds y Grey’s Anatomy), la directora Julie Ann Robinson nos “regala” una película que, en lo esencial, es muy parecida a El caza recompensas, aquella muy mediocre comedia romántica (enredos + guerra de los sexos), de Andy Tennant, con Gerard Butler y Jennifer Aniston. No contenta con repetir el esquema, Julie Anne (aunque en este caso habría que incluir también en el desatino a productores y guionistas) consigue una verdadera “proeza”: que Sólo por dinero sea aún peor que su predecesora.
Sin trabajo y sin marido, Stephanie Plum (una Katherine Heigl luchando de manera denodada, encomiable, pero sin posibilidades de triunfo, contra las contundentes limitaciones del material) va perdiendo en los primeros de película desde su auto hasta su autoestima (y la estima de los demás). Urgida de generar ingresos, nuestra (anti)heroína decide trabajar como caza recompensas (cobrar por buscar y atrapar a prófugos de la justicia) para su patético primo.
Luego de algún trabajo menor, deberá capturar a un peligroso fugitivo que, para más dato, fue su primer y conflictivo amor (él terminó abusando de ella cuando era una inocente jovencita). Por lo tanto, todo queda servido para la venganza, aunque también para los reencuentros y las traiciones cruzadas.
El guión es penoso (hay también una ridícula subtrama ligada al narcotráfico), pero aquí no sólo eso falla sino también la química romántica entre Katherine Heigl y Jason O’Mara, el (supuesto) humor de las situaciones, el interés por la resolución de la intriga, el ritmo narrativo, la construcción de los diálogos… y un largo etcétera. Todo lo que podía salir mal, salió pésimo. Un film increíblemente fallido dentro de una industria como la de Hollywood que, incluso en sus productos más básicos, siempre suele hacer gala de un mínimo de ingenio, rigor y seducción.