Cuando la pasión por el cine se puede dosificar y atemperar, uno va adquiriendo una capacidad de análisis diferente. Para el cine y para cualquier forma de arte.
Toda la experiencia adquirida durante años (libros, entrevistas, ensayos, obras de teatro, etc. y obviamente toneladas de películas vistas) conforman la caja de herramientas con la que uno es capaz de mirar, desglosar, rearmar y emitir opinión sobre, por ejemplo, “Solo por dinero”.
Frente al teclado no queda otra que hacerlo; es cuando uno se da lugar para poder reflexionar. Aunque sea retórica la cosa; aunque uno mire el monitor y grite: ¿¡Por qué!? ¿Por qué a mí?
Stephanie (Katherine Heigl) se quedó sin trabajo. No importa por qué o de qué macana sucedió. Vive sola con un hamster. Tampoco importa por qué ni desde cuando. Es más, ninguna de las tres guionistas parece considerar importante siquiera un mero lineamiento del personaje que justifique cómo una mujer cercana de perder, por idiotez, toda esperanza de lograr lo que aspira se convertirá en una cazarecompensas que maneja armas, pega piñas, patadas y sale airosa de situaciones que hasta Rambo dudaría de afrontar.
Lo único importante es que la simpatía de la actriz protagónica se convierta en el colchón sobre el que descansa toda la película.
Nunca nadie se preguntó: ¿Y si Katherine Heigl no resulta?
No voy a discutir sus atributos como actriz, pero lo hecho en “Grey's anatomy” (la serie de TV) y el protagónico de “Ligeramente embarazada” (Judd Apatow, 2007) no es suficiente para encajarle toda la responsabilidad.
Se supone que Stephanie debe caernos en gracia porque se aplica un disfraz naif sobre su ser y su circunstancia, pero si el libreto no tiene información el director no toma decisiones (o toma malas decisiones) y el resto del elenco cae en la misma red, esta o cualquier película está condenada al abucheo generalizado de una platea que difícilmente pueda esbozar una sonrisa.
Si esto llegara a suceder (la sonrisa, digo), será por obra y gracia de la química entre Heigl y Jason O'Mara, que viene a ser como una suerte de contra-partenaire. Ambos remiten en su forma de vincularse a otra mala película llamada “Dos pájaros a tiro” (1991) de John Badham con Mel Gibson y Goldie Hawn. Esta tampoco ofrecía información que hiciera creíble a los personajes, pero de última eran Gibson y Hawn, caramba.
Por cierto, ese gran actor que es John Leguizamo aparece en este proyecto. El chiste fácil sería proponer una vaquita entre todos para que su talento no se desperdicie por un cheque (no muy cuantioso a juzgar por la producción general), pero además de que no vamos a hacer eso, prefiero suponer que el hombre es muy amigo de los productores y les hizo un gran, enorme favor participando en esta película en desmedro de su carrera