Sólo se vive una vez: Argentinidad al palo.
Este jueves llega a todos los cines la película argentina “Sólo se vive una vez”, la ópera prima de Federico Cuevas colmada de acción. Si bien el producto cuenta con los componentes para ser un gran film, el director no pudo aprovecharlos en su máximo potencial y llegar a ser lo pretendido: una comedia.
La película argentina “Sólo se vive una vez”, ópera prima cinematográfica de Federico Cueva, llega a todos los cines este jueves 15 de junio. La película relata la historia de Leonardo Andrade, un joven estafador quien, junto a su novia, se dedicaban a engañar hombres con gran nivel económico. Sin embargo, en uno de esos intentos, presenciaron el crimen de un científico; en ese momento, Leo huyó con la fórmula que los asesinos estaban buscando y, para evitar ser capturado, creó otra personalidad y se escabulló entre la comunidad judía.
Para ello, el protagonista debió adaptarse a las circunstancias a su alrededor y relacionarse con sus viejas enemistades en busca de sobrevivir. Sin embargo, no fue fácil, ya que el camino estaba colmado de grandes peligros y adversidades de vida o muerte.
La película está protagonizada por Peter Lanzani, el joven actor que supo llevar adelante su personaje de gran manera, con todas las responsabilidades que un rol principal conlleva. Asimismo, varias actuaciones tuvieron un gran nivel: Santiago Segura, Gérard Depardieu, Luis Brandoni, Pablo Rago, Darío Lopilato y Eugenia Suárez cumplieron con buenas interpretaciones en cada asignación.
Sin embargo, un factor esencial en un film es tener un guión apto para el elenco, y en este caso no se consiguió. Por momentos, los diálogos pecaban de ser irreales, con intentos de comedia que no causaban el mínimo de gracia; además, eran irracionalmente variantes, ya que por momentos algunos chistes eran demasiado leves, inocentes, mientras que otros iban directamente al tono alto de comedia, con bastantes insultos.
Aunque los actores elegidos supieron resolver bastante esta situación, se concentraban en resaltar constante e innecesariamente al público que es un producto de comedia, o el intento, y por lo tanto que no se debía tomar con demasiada preocupación las problemáticas desarrolladas.
Otro punto es la representación a la comunidad religiosa que se demostró en la pantalla. En el afán por priorizar la espontaneidad y sencillez de Leo, en contraste con sus perseguidores extranjeros, el director utilizó el recurso de la religión para innovar en la idea del hombre común que logra convertirse en héroe. A pesar de ser original, en este intento se abarca a la sociedad judía de una manera cuestionable, ya que se las considera personas estrictas y carentes de humor, a quienes los protagonistas tenían que flexibilizar.
En esa línea, la película destacó la personalidad argentina constantemente: imágenes del Papa Francisco, palabras propias nacionales, entre otros recursos. Sin embargo, hubo algunas inconsistencias; por ejemplo, la musicalización principal que caracterizaba al protagonista fue “I Was Made for Lovin’ You”, de Kiss, la cual desentonó con la idea que se quería mostrar.
Sin embargo, más allá de estos fallos, la película tiene un excelente nivel de fotografía y montaje, ya que con un gran desarrollo de planos detalle a las armas, la filmación de las persecuciones y de los enfrentamientos, lograron generar el efecto de acción esperado que innovaron en el género argentino.
Por lo tanto, la película cumple las expectativas de quien quiere ver algo distinto en el cine nacional, con grandes figuras protagonistas; pero más allá de eso, no fue mucho más, ya que en el intento de los personajes de dejar en claro constantemente que representaban una comedia, el film no lo logró de la manera esperada.