Paul Haggis era hasta el año 2005 reputado como un exitoso guionista a quien se debía entre otras la historia de “Million Dollar Baby”, dirigida por Clint Eastwood, que ganó ese año cuatro Oscars (película, director, actriz y actor de reparto).
En 2006 su segundo largometraje (“Vidas cruzadas”/“Crash”) obtuvo algo sorpresivamente el Oscar a la mejor película, aunque no a la mejor dirección. Luego volvió a dirigir en 2007 (“La conspiración”), siendo “Sólo tres días” (“The next three days”) su cuarta obra como realizador. Se trata en verdad de una remake de un film francés (“Pour elle”), no estrenado en nuestro país, en lo que se está convirtiendo en una modalidad habitual del cine norteamericano. Basta recordar la reciente “El turista” también basada en otro film francés (“Anthony Zimmer”) igualmente no visto localmente.
La carencia de guionistas del cine de los Estados Unidos es algo que ya no se discute, pero tratándose de Haggis sorprende que, con sus antecedentes como autor de libros cinematográficos, se haya dejado atrapar por una historia tan inverosímil como la que aquí se presenta. Russell Crowe parece estar dejando atrás su momento de gloria cuando, hace apenas una década encadenó, una serie de tres nominaciones al Oscar consecutivas por “El informante”, “Gladiador” (donde ganó) y “Una mente brillante”. Su personaje aquí (John Brennan) es un profesor universitario de literatura a cuyo hogar en Pittsburgh llega un día la policía para llevarse a su esposa Lara, la atractiva Elizabeth Banks (“Zack y Miri hacen una porno”), acusada del asesinato de su jefa.
De allí en más la vida de John se vuelve un infierno al tener que ocuparse de Luke, su pequeño hijo (una buena composición de Ty Simpkins). Cuenta para ello con la ayuda de su padre, en una feliz reaparición de Brian Dennehy (El vientre del arquitecto”). Pero, incapaz de imaginar que sea su esposa quien mató a la víctima, situación que recién se aclarará al final de los más de 130 minutos que dura el film, elaborará un plan para sacarla de prisión. Y es allí donde “Sólo tres días” gana y pierde a la vez. Para quienes sólo busquen entretenimiento las escenas de la media hora final, llenas de persecuciones en auto, dentro de un túnel de subterráneo o en un aeropuerto serán bien recibidas al estar muy bien filmadas. En cambio para quienes exijan cierto rigor y credibilidad en la trama es probable que la sensación sea diferente. Ya una escena anterior, en que John ingresa a un hospital donde se encuentra Lara y logran escapar pese al enorme despliegue policial parece difícil de asimilar.
A señalar que este es uno de los films donde el uso de Internet por parte de su protagonista se convierte en una herramienta vital. Sólo de esa manera se explica, por ejemplo, su contacto con un especialista en fugas, casi un “cameo” de Liam Neeson, cuyo personaje daba para más que una fugaz aparición en el film.