El largo adiós al amor de su vida
La acción transcurre a lo largo de un día en la vida de George Falconer, profesor universitario. El 30 de noviembre de 1962, día del conflicto de los misiles en Cuba, es también el de la fragmentaria reconstrucción de su historia de amor.
En la última entrega de los Oscars, que llevó a que el controvertido film Vivir al límite de Kathryn Bigelow alcanzara el máximo número de galardones, Sólo un hombre fue un film particularmente ignorado. Estrenado en nuestro país a posteriori de aquéllos que habían adquirido gran resonancia, la opera prima del diseñador y estilista Tom Ford hoy merece, por parte del público y de la crítica, elogiosos comentarios y en la mayor parte de las conversaciones se escucha que lo más notable del film, tal vez, sea la admirable composición de su actor principal, Colin Firth.
Reconocido como "mejor actor" en el pasado festival de Venecia, igualmente nominado junto a George Clooney, Morgan Freeman, Jeremy Renner y el elogiado Jeff Bridges, Colin Firth logra en este film ofrecernos, a partir del retrato que sensiblemente logra el novelista Christopher Isherwood en su penúltima obra A single man de 1964, un día en la vida de un profesor universitario que está viviendo el duelo por la pérdida de su amada pareja, Jim, a quien había conocido en el verano de 1946, en los momentos posteriores a la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
La acción del film transcurre a lo largo de un día en la vida de George Falconer, profesor universitario. En ese día el 30 de noviembre de 1962, que tiene como escenario el conflicto de la crisis de los misiles en Cuba, asistiremos a un juego temporal que tiene numerosos registros de representación y que nos lleva a la fragmentaria reconstrucción de su historia de amor. Sólo un hombre lleva por título original A single man y esto podría pensarse desde los epítetos "soltero", "solo", entre otras acepciones.
En nuestro país se ha elegido identificar al film desde el adverbio "sólo", que alude particularmente a las observaciones que el profesor transmite a sus alumnos al hablar primero sobre la novela de Aldous Huxley Viejo muere el cisne y que lo lleva, inmediatamente, a conectar sus planteos con el concepto de minorías y las conductas del miedo. Apasionante en su tono cuando apela a los alumnos para que puedan diferenciar, para que comprendan, como se instrumenta el mismo miedo desde aquello que las llamadas mayorías dominantes ordenan. En ese ir y venir de reflexiones, la mirada de un joven alumno sigue atentamente sus gestos, medidos, controlados, tal como los demás esperan de él, quizá por su origen inglés, por su estricta vestimenta formal. Aunque por debajo de sus anteojos, enmarcados en un grueso armazón, se asoman otras luces.
El film de Tom Ford parte de la breve novela de Christopher Isherwood, el autor de Adiós, Berlín (que inspira la comedia musical y el film de Bob Fosse Cabaret) que su realizador leyó cuando tenía veinte años. En relación con la obra literaria, reeditada ahora en algunos países, el autor señala: "Las cosas que hago decir a George en las clases son las que yo diría. Viniendo de él están un poco fuera de lugar, ya que los demás están acostumbrados a otra forma. Pero creo que A single man es lo mejor que he escrito nunca. Fue la única vez en mis años de narrador en que conseguí, casi totalmente, expresar justo lo quería manifestar".
A lo largo de ese día de ese otoño de 1962, el profesor George Falconer, quien nos ha hecho llegar sus pensamientos interiores, se sentirá empujado a una situación límite; a través de una acción meditada, de pasos a seguir según su ordenamiento prolijo y pausado que lo ubican cada vez en el epicentro de su ciego dolor. Todo se vuelve espera, frente a esa última decisión que está a punto de concretarse.
Desde el primer momento. Sólo un hombre está marcado por la tragedia. La misa nos es narrada con un tono descriptivo y vivencial y nos lleva a la despedida del último beso. Sus sueños son visitados por su amado, Jim, al que no aparte en esas horas del día de su propio andar y en un encuentro ocasional, que se da en una playa de estacionamiento, frente a un cartel que exhibe el rostro de Janet Leigh en Psicosis, con un joven de origen hispano, de gran parecido al rebelde James Dean, la permanente presencia de su ser adorado, Jim, lo llevará a declinar lo que tal vez pueda llegar a ser otra historia de amor.
Fiel a su compañero, desde una convivencia de dieciséis años, George encuentra igualmente reparo y contención en la amistad de su ex amor y amiga, Charley, personaje que admirablemente compone Julianne Moore, actriz que nos lleva a pensar en el film Lejos del paraíso de Todd Haynes. Junto a ella, quien siente por él una sensual atracción, podrá abrirse desde la angustia y refugiarse en sus brazos.
Por momentos operístico, con el acompañamiento de un aria de La Wally de Catalani, en un momento casi de resolución terminal, que participa de la ternura y lo grotesco, el film de Tom Ford explora la intensidad de los momentos vividos; no sólo a través de los parlamentos, sino de la elección del ralenti en algunas situaciones y de la presencia de una partitura musical incidental que lleva a que el film se reconozca, en esta concepción del amor único, en la sublime realización de Wong Kar Wai, Con ánimo de amar.
Sólo un hombre nos alcanza desde la expresión de un profundo dolor, del sentimiento de pérdida, que no sólo circunscribe una situación puntual, sino que se abre a la exploración universal del conflicto. ¿Cómo es la vida de alguien que siente que ya no tiene motivación para vivir, ya que no está frente a él su ser amado? Tom Ford nos conmueve desde la elección de sus actores, desde la escena repetida de la propia figura de George, en su desnudez, flotando en el agua.
La cuidada ambientación del film, propia de su director, en algún momento nos aleja del conflicto. Esas voces de Etta James nos abriga mientras canta Stormy Weather e igualmente Jo Stafford fascina con su versión de Blue Moon de Rodgers y Hart, en ese encuentro bautismal de la historia de amor. Ahora, en el presente, vivo dolor, volverá a cruzarse con alguien. Los días por venir parecen verse desde una puerta entreabierta.