Sin velo
Más allá de estar basada en un hecho real que conmovió a los alemanes en 2005, muestra de la intolerancia y el dogmatismo de una manera de entender el Islam, existe un velo no necesariamente relacionado con el de la cultura musulmana y que de cierta manera rodea a esta película: la liviana mirada de Occidente hacia ciertas tradiciones de Oriente que conllevan fundamentalismos como base, incluso en lo que a educación se refiere. El velo de la negación también oculta la hipocresía de una Europa xenófoba, escudada en la corrección política. Este es el primer discurso sobre el cual la directora Sherry Hormann trabaja desde la trama de una película que reconstruye, a modo de pequeños hitos, la tragedia de Hatun “Aynur” Sürücü.
El recurso del soliloquio desde la voz en off y el anticipo de una muerte supone siempre riesgos para construir cualquier historia, pero rápidamente ese fantasma desaparece porque lo que en realidad se genera desde ese final anunciado a todo el desarrollo no es otra cosa que una compleja radiografía de lo que implica oponerse a los mandatos de una religión fundamentalista como la musulmana; a la propia familia que ve mancillado el honor de una tradición ancestral que de inmediato deviene en traición y justificación de cualquier hecho de sangre posterior.
El avance de los años de Aynur desde que infringe la primera ley sagrada, que es la fuga de un esposo golpeador, su primo, con quien fue obligada a casarse a los 16 años desde el mandato paterno hasta su retorno al hogar con un bebé, va en paralelo con la construcción de ese círculo vicioso que alimenta el odio y el desprecio por aquel que busca separarse desde su individualidad de todo dogmatismo cultural ó social.
El mosaico de las diferentes expresiones del Islamismo entonces se reconoce en cada uno de los miembros de la familia de Aynur, tanto en la intolerancia y machismo de sus hermanos como también en hermanas quienes la consideran sumamente impura y por ende pretenden que se vaya del seno familiar y que no busque siquiera una gota de comprensión o afecto de sus padres. En cada hermano también la búsqueda de la palabra ó consejo espiritual desde lo religioso operan como elemento de retórica ideal para justificar la cerrazón de la cabeza y también del corazón.
Sin bajada de línea y con un tono sostenido que oscila entre el drama social, el documental porque se insertan materiales de archivo o imágenes de la verdadera Aynur, con una estética que trabaja con rigurosidad la puesta en escena y los colores vivos ante tanto oscurantismo de lo dogmático, Sólo una mujer es un excelente retrato de las consecuencias de los dogmas cuando la libertad parece letra muerta en un contrato social tan falso como hipócrita.