“Solo”, para un público específico
Presentada en julio último en el Philadelphia International Gay & Lesbian Film Festival, distribuida en aquellos lares por una empresa de mercado específico, esta película de porno soft parece descendiente ignorada del teatro de Edward Albee y el viejo cine B anterior al levantamiento del Código Hays. Claro, entonces no podían mostrarse ciertas actividades, pero precisamente eso obligaba a trabajar mejor sobre las mentalidades (una gran ventaja sobre lo que ahora vemos).
Lo que se cuenta es la eterna historia de dos infelices durante una noche en la que se entregan y se sospechan mutuamente. Uno es el joven bien empilchado de aire ingenuo, tipo pichón de George Peppard, que vive solo en un departamento muy arregladito, cuida su estampa, le sobra el tiempo libre y no parece cuidarse de ciertas compañías. Otro es el chongo evidente, mal entrazado y entrometido, imperativo, muy manejador y de aviesas intenciones. Entre ambos se abroquelan, se amartelan y martillan de forma variada, a veces con un rayo de locura no exenta de maldad.
La trama no es del todo convincente, pero el final es sorpresivo y contundente. Es probable que satisfaga a su público específico. Después sobran unos diez minutos, cosa rara tratándose de una obra de apenas 77 contando créditos, reiterados flashbacks explicativos y bonus canoro, Inspirada y bien aplicada la música inquietante de Francisco Bendomir (también sonidista) y Tamara Moser. Deliciosa la única y harto breve presencia femenina, Laura Agorreca, vista en "El premio", de Paula Markovitch, de joven madre semiembotada. Autor, Marcelo Briem Stamm, el de "Porno de autor" y otras piezas de difusión under.