Liam Neeson es Philip Marlowe
Neil Jordan dirige el regreso al cine del personaje creado por Raymond Chandler en esta adaptación de la novela “La rubia de ojos negros” de John Banville.
El icónico personaje interpretado por Humphrey Bogart en Al borde del abismo (The Big Sleep, 1946) de Howard Hawks regresa encarnado por Liam Neeson, quien suele estar asociado a héroes de acción por sus últimas producciones y ahora intenta asumir el papel de detective privado.
La trama comienza cuando una heredera adinerada (Diane Kruger) acude a su despacho en busca de ayuda debido a la desaparición de su amante. La versión oficial indica que el amante desaparecido, Nico Perersen, está muerto, pero hay indicios de que el cadáver pertenece a otra persona. La historia desvela la corrupción en los altos círculos de poder, incluyendo el universo de Hollywood, donde la madre de la misteriosa mujer (Jessica Lange) fue una estrella en el pasado.
El director irlandés conocido por películas como El juego de las lágrimas (The Crying Game, 1992), Entrevista con el vampiro (Interview with the Vampire: The Vampire Chronicles, 1994) y La viuda (Greta, 2018) no logra otorgar al filme ni las secuencias de acción que los fanáticos de Neeson esperan (aunque incluya un par de peleas a puñetazos, más en línea con el estilo del actor de Búsqueda implacable que con el cine noir), ni la densidad dramática característica de la novela negra.
En esta coproducción entre Irlanda, España y Francia presenciamos una recreación de época con una estética publicitaria similar a la de una telenovela, cuidada y bella en términos de estilo, alejada de la inquietante oscuridad propia del relato noir al que pertenece el personaje de Philip Marlowe. La mayor parte de la trama se desarrolla en un Los Ángeles diurno, sin las sombras expresivas que el título local sugiere.
El argumento contiene todos los ingredientes del policial negro, con personajes traicioneros en ambos lados de la ley y el seductor juego de manipulación por parte de las mujeres. El mundo de Hollywood añade un elemento extra al mezclar la violencia del cine de gángsters que se filma en la ciudad de las palmeras con los crímenes perpetrados en las clases adineradas en su lucha por el poder.
Sombras de un crimen (Marlowe, 2022) se queda a medio camino entre ser un homenaje al policial negro que podría haber sido y ser simplemente la película número 100 de Liam Neeson. Es un trabajo que requiere menos esfuerzo físico por parte del actor, pero que no le permite sumergirse completamente en las ambigüedades éticas que un personaje como Philip Marlowe exige.