Sombras de un crimen es una especie de eslabón perdido del cine de esos que ya no se producen más en Hollywood debido a que los grandes estudios no consideran estas propuestas redituables.
Por ese motivo terminan realizadas por la vía independientes en co-producciones europeas que reúnen compañías de varios países como Irlanda, España y Francia.
La paradoja del caso es que la propuesta tiene la finalidad de evocar el viejo cine policial hollywoodense a través de la icónica creación literaria de Raymond Chandler.
Este film contó con un gran equipo de artistas y por eso generaba cierta expectativa.
La dirección corrió por cuenta de Neil Jordan (Entrevista con el vampiro), el guión de William Monahan (The Departed) y un gran elenco constituido por Liam Neeson, Diane Kruger, Jessica Lange, Alan Cumming, Ian Hart y Danny Huston.
Marlowe tenía equipo de sobra para desarrollar una gran propuesta dentro del género y peso a todo la experiencia que ofrece resultó más olvidable de lo esperado.
No es para nada una mala película pero el contenido es terriblemente genérico y se suma a la lista de títulos de Neeson que los mirás una vez y enseguida se borran de la memoria.
En principio la única conexión con la obra de Chandler es el nombre del personaje principal ya que el argumento y la representación del detective no tienen nada que ver con el anti-héroe literario.
Esto no es necesariamente un problema.
Una de mis versiones favoritas de Marlowe la encarnó James Garner en la recordada película homónima de 1968 que incluyó una participación de Bruce Lee.
Esa representación tenía poco que ver con lo que habían hecho previamente Humphrey Bogart y Robert Mitchum en el mismo rol y adaptaba al protagonista en el contexto de la cultura psicodélica de fines de los años ´60.
Pese a todo, el film era muy entretenido y Garner se lucía con su labor que evitaba copiar lo que habían hecho previamente sus colegas.
El problema de esta nueva producción es que el espectáculo se vuelve denso debido a un guión extremadamente predecible que no deja ninguna puerta abierta para un mínimo giro sorpresivo.
Monahan adapta la novela de Benjamin Black, The Black-Eye Blonde y queda la duda si esa obra es un bodrio o tal vez esta labor del guionista no representa su esfuerzo más inspirado.
Jordan le aporta un ritmo decente a su narración sin perder el tiempo con grandes introducciones.
En los primeros dos minutos establece el conflicto de una mujer millonaria que desea averiguar el paradero de su amante y Marlowe enseguida emprende su investigación.
Todo el reparto está correcto pero falta una intriga más interesante para que le espectáculo sea entretenido.
Se nota que le agregaron al argumento un par de secuencias de acción para ponerle onda al relato, pese a que Marlowe nunca fue un detective que quedara en el recuerdo por sus peleas y tiroteos.
Sin embargo no alcanzó y la película nunca consigue elevar el contenido mundano del argumento de Monahan.
Lo mejor de esta propuesta pasa por la puesta en escena donde hicieron un gran trabajo a la hora de crear una estética neo noir.
Pese a los recursos limitados la película se luce especialmente con la fotografía de Xavi Giménez y la música de David Holmes, frecuente colaborador de Steven Sodenbergh.
Este compositor fue responsable de las excelentes bandas sonoras de la trilogía Ocean´s Eleven.
Si les gusta el género Marlowe se deja ver por la labor de Neeson pero no esperen encontrar un gran exponente del cine noir.