Detectives eran los de antes.
Sombras de un crimen (2022) es la más reciente película del aclamado director de cine y novelista irlandés Neil Jordan (El juego de las lágrimas, Entrevista con el vampiro, El ocaso de un amor). Es un thriller ambientado a fines de la década de los 30’s del siglo pasado, más precisamente en los bajos fondos de la ciudad de Los Ángeles y está protagonizado por Liam Neeson, Diane Kruger, Jessica Lange, Alan Cumming, Danny Huston y elenco. Su trama nos cuenta sobre la compleja vida del detective privado Philip Marlowe (Neeson), quien es contratado por una legendaria estrella de cine (Lange) para poder encontrar a la pareja de su hija, una seductora y manipuladora mujer (Kruger). A raíz de este acontecimiento, Marlowe se meterá sin desearlo en una espiral de mentiras, sexo y conspiraciones secretas.
Sombras de un crimen es la adaptación cinematográfica de la novela «The black-eyed blonde: a Philip Marlowe novel», escrita por el autor irlandés John Banville. Su relato se apoya fuertemente en el subgénero literario conocido como policial negro (Noir), aquel que forma parte de la narrativa policíaca y que se adentra en los aspectos más oscuros de la sociedad en la que tiene lugar el crimen a resolver. Por el lado de la puesta en escena y la representación de personajes icónicos del Noir, en la película también se cumple sobradamente con ambos requerimientos: el detective privado conflictuado y de pasado oscuro, aquí Marlowe; la mujer fatal; el uso de las escenas nocturnas, en un ambiente sombrío y lleno de humedad, con el fin de exaltar la psicología de los personajes. En este tipo de historias las fronteras entre buenos y malos se difuminan, siendo el personaje principal (el detective privado de aire taciturno y sobretodo gris) un antihéroe apático.
Filmada entre Dublín y Barcelona, aunque reflejando a Los Ángeles en el año 1939, Sombras de un crimen es un Neo-Noir bastante débil. Philip Marlowe, el turbio detective protagonista, es contratado por la heredera Clare Cavendish para encontrar a su examante, un actor de Hollywood conocido como Nico Petersen. Pero ya en los primeros minutos de metraje cualquier espectador que conozca el paño y sus códigos o tópicos se dará cuenta por qué camino irá la trama. No existe ningún factor sorpresa, ni nada relevante, solo el seguimiento de un típico y básico relato policial lo que acontece. Una verdadera pena para una producción dirigida por el director Neil Jordan, creador de un tipo de cine de autor irlandés lleno de conflictos, y que cuenta con un elenco tan solvente.
De todas maneras, si hay algo para destacar en esta película, monótona y con poca pretensión, es la presencia de Liam Neeson. Con 70 años el reconocido actor es un muy creíble Philip Marlowe, personaje ideal para el Noir y que ya en el pasado fue interpretado por grandes actores como Humphrey Bogart, James Garner o Elliot Gould. Se nota la entrega de Neeson, que corre como un jovencito en varias escenas, pero que también pone su convicción actoral cuando se requiere. Esta es la segunda colaboración de Liam Neeson y el realizador Neil Jordan, la anterior fue en el drama político El precio de la libertad (Michael Collins, 1966). Esta unión podría haber conseguido resultados más satisfactorios, pero simplemente no se dio. Justamente en un subgénero como el policial negro, donde una de sus premisas más importantes es el misterio y lo que puede llegar a acontecer en las penumbras, en esta Sombras de un crimen pasa todo lo contrario. Todo está a la vista y poco es lo que hay que descubrir o develar. Hay poca sensualidad y demasiados lugares comunes. Ni en sus lugares más claro(oscuro)s se genera interés, solo la de contar una, ya vista tantas veces, previsible historia de detectives.