Todo eso se parece a la sonrisa de papá
Sofia Coppola apunta a lo más íntimo de sus personajes en su nueva y celebrada película.
Siempre se dice, y muchas veces con verdadera razón, que un director autor está contando una y otra vez la misma historia, pero con distinta trama. Puede expresar diferentes cosas, pero refiere a lo mismo.
A Sofia Coppola le endilgaron -y ella mismo lo aceptó- que sus tres primeras películas, Las vírgenes suicidas , Perdidos en Tokio y María Antonieta eran, componían una trilogía sobre personajes femeninos. Jóvenes.
Bueno, ahora en Somewhere , que lleva adosado al título en un rincón del corazón , que funciona como un acaramelado subtítulo innecesario y le hace perder toda sutileza y enigma, el protagonista no es una mujer, sino un hombre.
El hombre se llama Johnny, es un actor -joven- famoso, se ha separado de su mujer, que debe ausentarse vaya uno a saber por qué, y le pide que se encargue de Cleo, su hija en común, de once años. Nos enteramos de todo ello una vez que la película ha iniciado hace rato su metraje. Hasta entonces, vimos cómo Johnny vive en el hotel Chateau Marmont, un emblema del glamour hollywoodense en Los Angeles, invita parejas de bailarinas a danzar en el caño y se queda dormido. Bebe, fuma, maneja su Ferrari negra. Parece aburrido.
Sofia Coppola tuvo que salir a aclarar que la película “no es autobiográfica”, sobre todo a partir de que Johnny debe convivir con Cloe, y la lleve con él de viaje a Milán, donde también vivirán en un hotel a puro lujo. Sofia viajó muchas veces, a solas, sin la compañía de su madre o sus hermanos, con papá Francis a distintos destinos.
Esa aclaración de Sofia es y no es innecesaria. Por un lado, si usted ve Somewhere sin saber que es una película de Sofia Coppola -se la cruza en el cable en un par de años, digamos-, se pierde eso : el considerar, presentir que tal o cual suceso o coyuntura tiene que ver con algo que le sucedió a Sofia con su padre. Pero también puede descubrir otros matices en ese vínculo, que va más allá de la familiaridad entre el padre famoso y su hija... que está descubriendo el mundo, sensible y temblorosa.
Somewhere habla del vacío de la fama y de las relaciones humanas. De las negligencias y las frases nunca dichas a tiempo. Coppola tiene un timing propio, que para algunos será cansino. Cuestiona y se burla de la prensa del espectáculo internacional, del showbusiness, pero su ojo apunta hacia algo mucho más íntimo. Aunque tarde en hacerle verbalizar a Johnny lo que le pasa en su interior, cuando la verdad estalle, nada podrá recomponerse como era antes.
La película abre con un auto negro -la Ferrari de Johnny- girando y girando, dando vueltas y más vueltas sin sentido alguno. Hasta que se detiene. El final -que no vamos a adelantar- cierra con absoluta precisión la historia de Johnny, el hombre que eligio Sofia Coppola para hablar... de sí misma.