Mike Flanagan, el director de Ausencia y Oculus, vuelve apostar a su visión del terror más onírico que nunca con Somnia, Antes de despertar.
Jacob Tremblay se hizo reconocido mundialmente gracias a ser el corazón de esa pequeña y reconocida película de Lenny Abrahamson, Room. Pero antes de protagonizar aquella por la que bien se merecía una nominación al Oscar que sólo se llevó su compañera Brie Larson, su debut cinematográfico fue en Somnia, Antes de despertar. No obstante, los problemas que la película de Mike Flanagan tuvo con la distribución terminaron retrasando tanto su estreno y hoy llega a cartelera incluso antes que en los Estados Unidos.
En esta ocasión, Tremblay es un niño huérfano, que va de casa adoptiva en casa adoptiva, no porque sea problemático precisamente, ya que siempre se muestra educado y tranquilo, sino por cierto don o maldición que posee. Cuando Cody, su personaje, duerme, sus sueños se vuelven una realidad. Esto que podría sonar tan lindo y tentador en realidad es un arma de doble filo, porque claro, las pesadillas también son sueños.
Sin embargo este don no es reconocido como tal, o sea, para nadie sería fácil creer en lo imposible, y a su alrededor se tiñe el misterio de cómo han desaparecido personas que lo han cuidado luego de que su madre falleciera. Nadie puede explicarlo.
Jessie y Mark (Kate Bosworth y Thomas Jane) son un matrimonio muy unido que sufrió la trágica pérdida de su único hijo y tras no poder volver a ser padres de manera biológica, apuestan a la adopción y Cody les es especialmente recomendado.
Cody se muestra lo suficientemente afectivo y siempre se porta de manera correcta. Pero cuando llega la noche, él, que conoce su don mejor que nadie, esconde pastillas y gaseosas y lo que fuera que lo ayude a mantenerse despierto. Al principio, sus recientes padres adoptivos toman esto como un problema hasta que paulatinamente van descubriendo el por qué de sus acciones. Acá Flanagan apuesta a crear climas que nunca son del todo de terror, sino más bien de suspenso, de misterio, y que tornan la primera parte de la película quizás en un poco lenta.
Las mariposas enormes y azules que aparecen de la nada por las noches fascinan primero a la pareja, pero luego es Jessie especialmente la que se va a sentir conmovida al volver a ver su hijo fallecido. Esto le hará a ella, desde la confusión y cierto egoísmo, querer inmiscuirse en este mundo más de lo necesario. Y más allá de que inducir al sueño al niño traiga con más fuerza que nunca sus pesadillas, es esto lo que la moverá a investigar y descubrir quién y de dónde viene realmente Cody y este poder tan particular que tiene.
La primera mitad de Somnia, Antes de despertar, demasiado enfocada en generar un misterio, puede tornarse no sólo lenta sino algo repetitiva, es en la segunda mitad donde aflora lo mejor de Flanagan, quien además de dirigir firma el guión. Y la cereza del postre es sin duda esa resolución tan bella y tan alejada de lo que propone en los primeros minutos del film, una sorpresa más que agradable.
En cuanto a las actuaciones quien sobresale es sin duda el niño. Tanto Bosworth como Jane entregan interpretaciones más bien anodinas, moviéndose solamente gracias al guión, sin aportarle mucho más. Todo lo contrario a Tremblay, quien nos confirma que estamos ante un pequeño gran talento.
A la larga, Somnia, Antes de despertar es una película de terror y fantasía dirigida por quien ya conoce el género y sabe jugar con él, de quien recomendaría sin dudas sus películas anteriores pero con ésta logra sorprendernos incluso más.