Una idea de familia, donde lo que une es el cuidado y el amor. En eso se basa la nueva película del talentoso director japonés Hirokazu Koreeda. Un drama capaz de abrir las puertas de la soledad, sin perder la ternura ni el humor. Aún cuando desencadena al policial.
La historia cuenta que al regresar de un robo Osamu y su hijo se encuentran con una niña que juega afuera de su casa. Está sola, es de noche y hace frío. La llevan a casa. Nobuyo, la esposa de Osamu, acepta cuidarla solo cuando entiende que la niña es maltratada por sus padres, presenta quemaduras, es callada y mira con tristeza. Pero con ellos, parece estar en calma. Así que Yuri, se integra al clan. A un clan disfuncional, a juzgar por ese robo de algunas chucherías, en un supermercado. De ahí que la película acierta con el nombre original de “Ladrones de tienda”.
Osamu (Lily Franky) en verdad, trabaja como albañil, y Nobuyo (Sakura Andô) en una lavandería. El hijo, Shota (Jyo Kairi), lee mucho en su dormitorio armado adentro de un placard. Viven en casa de la abuela (Kiki Kilin), quien se las ingenia para que lo poco que tienen alcance para todos y que en ese espacio tan acotado que es su casa, convivan sin conflicto. También está Aki, la hermana de Nobuyo. Trabaja como striper.
El director sitúa la historia en los suburbios de Tokyo. Y resulta muy accesible dado ese naturalismo tan típico en su forma de narrar. Propone una mirada filosófica sobre las relaciones filiales. Una apuesta fuerte del realizador de “La hermana menor”, que aquí parece exponer un interrogante: ¿Qué es una familia? ¿Alcanza la consanguineidad? Para responder, Koreeda avanza desde una red emocional guiada por el deseo, hacia un futuro impuesto por la ley. Pero por ley, familia no es un atípico puñado de seres que roba y miente más de la cuenta, allí donde la pobreza domina el paisaje. Koreeda se detiene en la sencillez y la fortaleza de los vínculos. Y será el tenor de esas pasiones lo que tensa la urdimbre y rompe la red. Sus personajes pasan de ser una típica familia suburbana, para cargar sobre sus espaldas una cadena de delitos que va desde el secuestro y el asesinato, al robo.
El pase de lo cotidiano al policial se despliega con maestría entre esas calles de casas bajas. Y permite que cada personaje ofrezca una historia paralela desde la cual es posible reconstruir esa idea de familia, capaz de dar cobijo. Una familia como una postal de una tarde en la playa, donde cada uno ocupa su lugar. Lo que vendrá, abre el camino al mundo adulto. No solo para ese niño que es Shota, quien aprende a robar con su padre y le enseña a su hermana a robar. Con la evidente intención de construir poesía desde el realismo, Koreeda ganó con “Somos una familia” el último Festival Cannes. Y la película está nominada al Oscar 2019, como mejor filme extranjero.
FICHA: “Somos una familia”. Título original: Manbiki kazoku. Japón, 2018. / Director: Hirokazu Koreeda/ Elenco: Kirin Kiki, Lily Franky y Jyo Kairi/ Duración: 121’ /Clasificación: Para mayores de 16 años