Un amigo genial
Con una recaudación de 162 millones de dólares, era de esperar que la secuela de Son Como Niños (Grown Ups, 2010) llegue en cualquier momento y tres años después debuta en la gran pantalla la primera segunda parte en la extensa e irregular carrera del inmenso Adam Sandler con Son Como Niños 2 (Grown Ups 2).
Con la misma premisa que la primera, Sandler y sus amigos (ahora radicados en su pueblo natal) buscarán divertirse a costa de flatulencias, vómitos, eructos y cualquier otra actividad que los acerque a las alegrías que han tenido de niños, mientras en el camino intentan educar a sus hijos.
La primera Son Como Niños era mala, pero lamentablemente esta segunda parte es aún peor que aquella algo que a priori resultaba algo bastante complicado de poder concretar. Este desastre de film se debe en primera instancia a la ausencia total de una historia. Si, es una comedia y tampoco desde este lugar pretendemos la trama de El Padrino, pero mínimamente debería haber una línea argumental que vaya uniendo las secuencias cómicas. Sino todo termina siendo un pastiche de escenas sueltas sin sentido o mínima coherencia. Ahora si esta desunión argumental estuviese completada por gags bien logrados o situaciones humorísticas que causan gracia ese detalle para nada menor se podría dejar un poco de lado por el disfrute, pero lamentablemente en Son Como Niños 2 esto no sucede.
Dennis Dugan es un pésimo director que sólo ha encontrado en dos o tres películas (Happy Gilmore es una) un resultado aceptable. Ya lo demostró en varias oportunidades en el pasado obteniendo como obra (contra) cumbre con la insalvable Jack y Jill (Jack & Jill), pero mientras recaude y siga siendo gomia (Guevara interpretado por Osvaldo Laport dixit) de Sandler continuará por este camino de éxitos de cuestionable calidad. Es bueno destacar que hay un intento de evolución o cambio en la modificación de algunos gags slapstick hechos en la primera parte que fueron reemplazados por un humor más orientado hacía lo escatológico, autoconsciente y zarpado, aunque las dos opciones fueron en la anterior y en ésta ejecutadas con similar torpeza por parte de Dugan.
Adam Sandler es un amigo genial y vuelve a juntar a Chris Rock y Kevin James, quienes dentro de todo han logrado hacer una carrera fuera de la órbita del actor de Funny People, con David Spade, Tim Meadows o Nick Swardson que no consiguieron hacerse un lugar en Hollywood sin la presencia de Sandler en el cast. Esa especie de secta humorística conformada por la estrella del film deja ver claramente en Son Como Niños 2 como se divirtieron realizándola, aunque hubiera estado bueno que esa diversión traspase la pantalla y contagie en algún pasaje al espectador.