Una comedia familiar
Salvo algunas excepciones, la filmografía de Adam Sandler tiene una coherencia importante en muchos sentidos. Además de dedicarse a la comedia como género excluyente, tiene una productora (Happy Madison, mezcla de dos grandes títulos del comienzo de su filmografía), participa de los guiones, y además de su protagonismo incluye siempre un gran número de actores secundarios que incluyen a clásicos como Steve Buscemi.
Pero su obra ha ido creciendo con el paso de los años, y sus inquietudes han ido cambiando en algunos aspectos. Son como niños 2 es la primera secuela que hace y el resultado es bueno. Si aquella primera entrega resultaba rutinaria y con poco vuelo, hay en esta segunda parte un encanto natural, un tono más relajado que beneficia mucho al relato.
Los cuatro amigos que no terminan de madurar y sus historias familiares repiten acá sus gracias, una vez que el protagonista ha decidido volver a vivir en su pueblo. Sin un gran conflicto central, la película se desarrolla con simpatía y muy buenos chistes.
Los admiradores de Sandler reconocerán la lealtad del actor a su humor y agradecerán, como siempre, su constante amor a la década del 80 y su iconografía. En ese y otros aspectos, Son como niños 2 está claramente por encima de la media de las comedias familiares recientes.