Todo tiempo pasado fue mejor
Adam Sandler es una figura destacada dentro de la comedia norteamericana. Esta película lo tiene como productor, guionista y también actor. Este nuevo acercamiento al género está dirigido por el especialista Dennis Dugan, el mismo de Yo los pronuncio marido y Larry.
Cinco amigos, ex compañeros del equipo de básquet, se reúnen años después junto a sus esposas (Salma Hayek, Maria Bello, Maya Rudolph) e hijos para rendirle tributo a su recién fallecido entrenador de basquetbol de la infancia. Deciden pasar el 4 de julio en una amplia cabaña que los alberga y allí llegan cada uno con sus flamantes automóviles, acordes a cada personalidad y estilos de vidas diferentes.
Lo que comienza como una comedia pasatista sin demasiadas pretensiones se convierte a la media hora en una aburrido retrato sobre la amistad y la adolescencia perdidas. Todos rondan los cuarenta, tienen hijos (algunos una verdadera pesadilla y otro que a los cuatro años sigue tomando el pecho de su madre), suegras e hijas seductoras que se roban las miradas de los otros padres.
Entre parques acuáticos, paseos en bote y almuerzos, el grupo intenta pasarla bien y recordar al entrenador que los unió, pero el problema de Son como niños es que a la media hora se acaban los gags y todo se vuelve rutinario y poco gracioso. Un film que se inscribe en la línea de títulos como Sólo para parejas, pero con sucesión de chistes escatológicos, una suegra obesa que se "parece a Idi Amin" y un perro cuyas cuerdas vocales han sido extirpadas para que no ladre.
Eso es lo que propone Adam Sadnler, un buen intérprete que aquí se ve perdido ante la inconsistencia del relato y la buena voluntad de los actores por levantar el nivel del mismo. Tampoco aportan demasiado una resplandeciente Salma Hayek ni Steve Buscemi, quien reaparece en un rol menor. El mejor es Rob Schnerider como una suerte de gurú y casado con Gloria (Joyce Van Patten), una mujer mucho mayor que él.