Debut en el cine de la realizadora Anna Bofarull con una historia que intenta, desde la cauistica, hablar de una enfermedad como la fibromialgia de la que poco y nada se sabe. Una violonchelista ve como sus cualidades se van deteriorando mientras lucha contra sus propios fantasmas y miedos.
Mientras la enfermedad avanza, también las relaciones, con su hija, su madre enferma, su padre y un joven que intenta a toda costa estar con ella. Con momentos emotivos, no hay una dirección correcta en la progresión narrativa, sumado a las endebles actuaciones y a una duración que no ayuda, la película termina por naufragar en un sinfín de lugares comunes.